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miércoles, 14 de mayo de 2014

La relación social del niño



Desde muy temprana edad, los niños comienzan a establecer vínculos afectivos con las personas de su entorno. Primeramente con su madre, puesto que ésta es con la que mayor tiempo pasa y, después, con los demás miembros de la familia y posteriormente con los distintos miembros dentro de su círculo de social.

Esta relación social es muy importante para el desarrollo del niño. La ausencia, deficiencia de contactos y relaciones sociales estimulantes y experiencias traumáticas en lo social se va a traducir en una variada fuente de problemas.

Hay contextos familiares que van a impedir llevar a cabo el aprendizaje básico de las habilidades de comunicación interpersonal y de interacción social. Niñas y niños sometidos a estilos de crianza caracterizados por la indiferencia, por la incoherencia o por el exceso de agresividad, van a tener enormes dificultades para desarrollar algunas habilidades sociales e interpersonales básicas.

Trastornos en la relación social del niño

Por otra parte, el aislamiento social va a ser una fuente de importantes privaciones de estimulación y aprendizaje; los niños y niñas aislados van a carecer de habilidades que por definición sólo son posibles en interacción.

Cuando se inserten en grupos de compañeros, estos niños y niñas tendrán dificultades para ser aceptados por los demás y para ocupar un lugar en el grupo en el que disfrutar de las relaciones con los demás; por el contrario, frecuentemente ocuparán posiciones marginales o bien serán abiertamente rechazados.




Las habilidades sociales



Dentro de la formación de la vida diaria de un niño hay una serie de capacidades que deben desarrollar con nuestra ayuda y la de las personas que lo rodean como las maestras, amigos o familiares. Estas capacidades son las llamadas Habilidades sociales.

Las habilidades sociales son las capacidades que le permitirán al niño interactuar con el entorno que lo rodea y con sus iguales, amigos, familiares…Esto es fundamental en el desarrollo de cualquier persona y condiciona el proceso de socialización.

Las habilidades como casi todo pueden ser aprendidas y van desde las más simples a las más complejas, como saludar, sonreír, hacer un favor, expresar opiniones y sentimientos…

Antes de desarrollar las habilidades complejas se han de aprender y desarrollar las simples. Cada situación de su vida requerirá una habilidad social diferente y es por ello tan importante que tanto en casa como en la escuela se fomente este aprendizaje.

No se adquiere de un día para otro, requiere de práctica y en niños con algún tipo de dificultad se desarrolla a través de años de práctica y observación.

Habilidades sociales

Para hacer fácil la adquisición de algunas de las habilidades sociales es necesario que los padres den ejemplo dando manifestaciones de afecto hacia ellos, utilizar expresiones adecuadas, ser amables y respetuosos y enseñarle a cuidar de sus cosas y las de los demás sin necesidad de recibir nada a cambio.

Unas buenas habilidades sociales enseñan cómo convivir con otras personas, sin embargo, unas malas habilidades sociales puede hacer que no sea posible convivir con otros.




Es necesario estimular la curiosidad en los niños



El niño tiene la necesidad de estímulo, más bien hambre de estímulos al igual que tiene hambre de alimentos. La mente humana para desarrollarse necesita de estímulos sensoriales y le deben llegar de las personas de su entorno, es decir externamente.

En los primeros meses sobre todo, el niño necesita ser tocado, tomado, mirado, besado… Más adelante será necesario estimular la curiosidad por lo que sucede a su alrededor con el fin de motivarle a explorar el muno que le rodea.

A medida que el niño va creciendo, el hambre de estímulos se hace cada vez más simbólico y va dando paso al hambre de conocimiento, que durará toda la vida; será necesario que los adultos importantes para el niño le refuercen y le manifiesten su alegría por los esfuerzos y logros que va realizando en la aventura de crecer.

Necesidades educativas

Todo esto se consigue no sólo en la escuela, donde los niños se relacionan con demás seres de su ámbito y edad. También, en casa deben de inculcarle valores y pautas para satisfacer sus necesidades educativas, para que su conocimiento e inteligencia florezcan y se desarrollen por sí mismo para que en un futuro puedan ser hombres y mujeres de provecho.



Protección solar para los niños



Con la llegada del verano también llegan los días de calor y sol, en los que tanto adultos como pequeños deben de protegerse del sol. Al tomar el sol con precauciones puede ser muy beneficioso para el organismo pero si no lo hacemos puede ser muy dañino para la piel y mucho más si se trata de la piel de los más pequeños.

Para evitar posibles problemas en la piel tanto de nosotros como de los más pequeños debemos hacernos responsable de aplicar protección solar en ellos y hacer que se confíen en que aplicarse crema protectora cuando vamos a la playa, a la piscina o al campo es importante para la salud.

Muchas madres no saben a que edad es aconsejable que los niños tomen el sol, pues bien, la edad más aconsejables es en torno a los seis meses, ya que antes es desaconsejable porque la piel es muy sensible y no ha desarrollado aún la capacidad para segregar melanina, el pigmento que protege la piel. Los menores de seis meses se queman y deshidratan muy fácilmente y tampoco se aconseja aplicarles crema solar.

Cuando pasan de los seis meses si podría exponerse al sol, poco tiempo, con crema protectora de alta protección solar y fuera de las horas centrales del día como las doce de la mañana, las dos de la tarde o las seis.

La protección más adecuada es de un factor 25 en niños con piel morena y superior al factor 30 para los niños que son rubios y más blancos de piel. Hay niños que tienen la piel sensible así que necesitarían un fotoprotector especial aparte de llevar un gorro y camiseta aún cuando están en el agua. Aún así es necesario que preguntéis a un dermatólogo o al pediatra cual sería la protección adecuada para la piel del niño.

Las cremas no deberían de usarse de un año para otros y mucho menos si es la que vamos a utilizar para los pequeños ya que el paso del tiempo, el calor y la luz pueden empeorar los filtros que contiene y perder eficacia para la protección.


Fuente madreshoy.com

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