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martes, 25 de marzo de 2014

La etapa de la negación en los niños



Si tu hijo tiene entre 2 y 4 años es muy posible que esté en plena etapa de negación y su palabra preferida sea "no". Hay niños que les puede durar hasta los cinco años perfectamente. Que tu pequeño te diga "no" a todo no significa que te quiera perjudicar todo el tiempo, simplemente quiere encontrar su identidad. Pero, ¿sabes qué es la etapa de negación de los niños?

Cuándo empieza la etapa de negación de los niños

Cuando tu hijo era más bebé y hasta los 20 meses aproximadamente, tanto a ti como a su otro progenitor los veía como un todo, como una extensión del uno con el otro. ¿Por qué? Porque tanto la madre como el padre, le da de comer, le lleva a todas partes, le viste...etc, pero es a partir de los 2 años cuando tu bebé pasa a tener más autonomía, se mueve más, conoce mejor su entorno y empieza a ver que no es una extensión de ti, si no que es un ser independiente con su propia identidad.

Tu actitud ante el "no"

Cuando tu hijo está en la etapa de negación infantil no hay que ignorar sus palabras por muy repetitivo que suene, pero tampoco hay que conceder todos sus deseos. Tu actitud ante sus deseos y negativas es esencial para que no siga con esta actitud. Debes mantenerte firme, coherente y sobre todo, serena.

No es fácil pero hay que conseguir que te obedezca ante tu orden pero que al mismo tiempo él se sienta autónomo. ¿Cómo? Pon unos límites y unas normas muy claras en casa y así le estarás ayudando a formar un buen concepto de sí mismo. Pero, ¿cómo hacerlo?

Aquí te dejo algunos consejos para actuar durante la etapa de negación de tu hijo, de este modo podrás actuar con calma y mantener la tranquilidad:

Límites y normas claras. No utilices frases confusas o ironías, sé clara: "ponte los calcetines", "pon los pies en el suelo".

No des varias órdenes seguidas en la misma frase, mejor de una en una para evitar que se confunda y sepa exactamente qué se espera de él.

Evita los gritos o las discusiones. Cuando quieras que haga algo en su tiempo libre dale opciones para que sea él quien tenga la toma de decisión, por ejemplo: ¿prefieres que juguemos con los coches o que pintemos un dibujo?

Si quieres que reflexione o necesitas disuadir su conducta ante un "no" a algo, utiliza frases del tipo: "Si no quieres ir a la playa no podrás bañarte en el agua con mamá".

Un recurso son los pactos para que sienta satisfacciones al acabar una orden, así sabrá que cediendo tiene recompensa (nunca material o de forma muy puntual, las recompensas deben ser en vivencias o en elogios).

Después del "no" viene la frustración

Y después de la frustración, la rabieta. Cuando un pequeño quiere imponerse y ve que no lo va a conseguir puede que su frustración acabe en una pataleta. En estos casos debes mantenerte firme y ayudarle a superar estos sentimientos que le producen tan gran malestar. ¿Cómo? Con pequeñas dosis de frustración porque aprenderá a diferenciar sus caprichos de lo que es real. Para ello no cedas a sus deseos por muy mal que se esté convirtiendo la situación ante la pataleta. Cuando se le pase, habla y reflexiona con él siempre desde el afecto.

La etapa de negación en los niños puede poner a prueba tu paciencia, pero ten calma y sigue éstos consejos para educar a tu hijo.




10 señales de que un niño necesita gafas



Los niños suelen tener una excelente visión, pero siempre hay excepciones. Esto significa que puede haber chicos que necesiten usar gafas. Pero, ¿cómo puedes darte cuenta si tu hijo tiene problemas para ver? Solo tienes que estar atenta a las 10 señales de que un niño necesita gafas.

#1 Cierra o se cubre los ojos con frecuencia

Los ojos están para ver y para ello debemos mantenerlos abiertos -vaya obviedad. Por tanto, si tu niño pasa mucho tiempo con los ojos cerrados o cubiertos es que algo no anda funcionando del todo bien.

#2 Lee muy de cerca

Cada vez que tu hijo se dispone a leer, simplemente, desaparece detrás del libro. No importa qué tamaño tenga la letra, él siempre trata de leer con el libro pegado a la cara. Este comportamiento es uno de los síntomas más frecuentes de que un niño necesita gafas.

#3 Se pierde al leer

"Había una vez...". Para decir esta frase, tu hijo no tarda menos de 1 minuto. Y es que no puede leer dos palabras seguidas sin perderse: sus ojos no dan abasto.

#4 Experimenta dolores de cabeza, náuseas o mareos

Ya es la tercera vez que tu hijo se queja en una semana por el tremendo dolor de cabeza que siente. No te alarmes, es probable que tu hijo no tenga nada que un par de gafas no pueda solucionar.

#5 Tiene movimientos torpes

Es como si, de pronto, tu niño hubiese perdido su motricidad fina. Todo lo que pasa por sus manos termina en el suelo. ¿Quieres que recupere sus habilidades motoras? Puede que la solución yazca en un par de gafas.

#6 Inclina la cabeza hacia un costado

¿No te acuerdas de la última vez en la que viste a tu hijo con la cabeza erguida? Entonces, haz que le examinen la vista.

#7 Sueña mucho despierto

En la niñez se da el pleno apogeo de la imaginación. Pero, cuando esta comienza a obstaculizar la realización de las actividades cotidianas, es necesario tomar medidas.

#8 Utiliza el dedo para orientarse cuando lee

Sin su índice, tu hijo no puede leer. Esto puede ser simplemente una costumbre, pero, si identificas en él algunas de las señales ya expuestas, no podrás dejar de visitar a su pediatra.

#9 Comienza a rendir menos en la escuela

A tu hijo siempre le ha ido bien en la escuela. Pero, en los últimos meses su rendimiento a decaído. Este hecho puede atribuirse a diversas razones, una de las cuales es, ni más ni menos, que la necesidad de usar gafas.

#10 Se frota los ojos con frecuencia

Tu hijo necesita gafas. Esta es la respuesta a la pregunta que tantas veces te planteaste -¿por qué se frota tanto los ojos?

Estos son las principales señales de que tu hijo necesita gafas. Así que, como ya sugerimos reiteradas veces, si identificas algunas de ellas en tu niño, no tardes en consultar a su pediatra: él conocerá el mejor camino a seguir.




Consejos para ayudar a un niño con ataque de pánico



Su corazón bombea con fuerza y gotas de sudor comienzan a deslizarse por su rostro. Un intenso nerviosismo le ha robado el control de su cuerpo y es como si estuviera a punto de perder la conciencia. Tu hijo está teniendo un ataque de pánico. ¿Qué puedes hacer? Solo tienes que seguir estos consejos para ayudar a un niño con ataque de pánico.

#1 Regálale palabras positivas

Los ataques de pánico suelen ser causados y agudizados por una avalancha de pensamientos catastróficos. Entonces, si quieres ayudar a tu hijo, lo último que tienes que hacer es dejarte llevar por el estrés. Por el contrario, deberás transmitirle calma y optimismo.

#2 Haz que baje a tierra

Las personas que sufren ataques de pánico comienzan a desorientarse; una extraña sensación de irrealidad tiñe todo su entorno y pueden sentirse flotar. Para contrarrestar este síntoma, es muy útil aferrarse a algo del entorno. Por tanto, haz que juegue con algún objeto cercano. De esta manera, harás que baje a tierra.

#3 Dale un cubo de hielo

Dale un cubo de hielo y dile que lo sujete todo el tiempo que pueda. Esto puede parecer una medida tonta, pero lo cierto es que resulta sumamente efectiva para desviar la atención del ataque de pánico. El frío intenso atrapará su concentración y permitirá que los síntomas comiencen a atenuarse.

#4 Enséñale a respirar

¿Quieres que tu hijo supere el ataque de pánico cuanto antes? Enséñale a respirar profundamente. Esta táctica es sumamente sencilla, pero tiene el suficiente potencial para evitar que tu hijo se hiperventile. Asimismo, le permitirá relajarse y le devolverá la calma.

Así que cuando tu hijo padezca un ataque de pánico, pon en práctica estos consejos. Con ellos, podrás lograr que tu hijo supere este mal rato y vuelva rápidamente a la normalidad. No lo olvides, tu ayuda será indispensable.




¿Hasta cuándo un niño debe llevar silla en el coche?



Dependiendo en el país en el que vivas puede que la normativa sea diferente; es importante tenerlo claro, ya que muchas veces los niños no tienen la edad para dejar de llevar la silla, sin embargo si tienen la altura necesaria para hacerlo.

La importancia de la silla en el coche

La seguridad de nuestros hijos depende de nosotros y en todo caso del conductor del vehículo en el que se encuentren; por eso contar con la silla de niños que exige la ley no solo te evitará una sanción sino que además podría salvar la vida de tu niño ante un posible accidente.

Para ello, es imprescindible que adquieras una silla de coche homologada, pero también que se adapte a la edad y peso del niño y por supuesto que lo veas cómodo en ella. Además, debe contar con su respectiva etiqueta e instrucciones.

Las sillas están diseñadas por edad, no es lo mismo una silla para un recién nacido que una silla para un niño de 3 años o para uno de 6.

Los límites de peso y altura vienen recomendados por el fabricante de cada modelo de sillas para coche en cuestión. Por lo general los niños deben ir sentados en la parte trasera del automóvil; sin embargo, en algunos países hasta los dos años de edad está permitido llevarlos en el asiento delantero con la silla posicionada de tal forma que el niño mire hacia la parte trasera del automóvil es decir de espaldas al cristal delantero.

¿Cuándo pueden los niños dejar de usar la silla del coche?

Esto será cuando tengan la altura suficiente como para poder utilizar el cinturón de seguridad que viene incluido en el coche sin necesidad de elevador ni silla adicional. Esto quiere decir que la posición correcta debe ser:

Su espalda debe apoyarse contra el asiento del vehículo
Sus rodillas deben doblarse sobre el borde del asiento
El cinturón de regazo debe descansar en la parte baja y en la zona superior de los muslos
El cinturón del hombro debe atravesar la región central de su pecho
Por lo general esto se cumple cuando el niño mide 1 metro 50 centímetros y tiene entre 8 y 12 años de edad.

Un coche puede ser de gran ayuda para trasladarnos con nuestros hijos, sin embargo, para que no se convierta en un arma mortal, debemos tomar las medidas de seguridad necesarias. No te pedimos que te atemorices pensando en que algo malo podría pasarte a ti o a tus pequeños hijos, pero sí que tomes el tiempo para reflexionar cuánto tienes por perder y cuánto por ganar con esta simple medida de seguridad.


Fuente entrepadres.imujer.com

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