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lunes, 3 de junio de 2013

Los primeros garabatos



A través del dibujo, los más pequeños se van relacionando con el medio que los rodea, reciben gratificación y afecto de sus cuidadores. Además, realizar los primeros trazos favorecen el desarrollo motor y sensitivo.

Los primeros garabatos son un hito muy importante, ya que no solamente van a conducir al bebé al arte y al dibujo, sino también a la escritura. Este período se llama etapa del garabato y abarca hasta los 4 años de edad.

Pero esta etapa del garabato pasa por distintas fases. Primero se trata de un garabato desordenado. Los primeros trazos no tienen sentido, la experiencia del garabateo es principalmente una actividad motriz. La satisfacción proviene de la experiencia de los movimientos. El bebé los realiza sin saber que él podría dibujar lo que quisiera, e inclusive puede garabatear sin mirar el papel. Para él es más importante la acción de dibujar que el dibujo en si mismo.

A pesar de que el dibujo nunca es reconocible, es importante demostrar interés y estimular, ya que esto influirá en su autoestima y puede sentir como los demás lo consideran.

Alrededor de los 10 meses el bebé descubre que existe relación entre sus movimientos y el dibujo que se está gestando. En este momento el garabato desordenado se convierte en garabato controlado. Los trazos son mucho más largos, suele cambiar la forma en que sostiene el lápiz y le gusta cubrir toda la hoja con colores y trazos superpuestos. Busca la aprobación de quien lo acompaña.

Cuando el niño comienza a nombrar sus dibujos (aunque no exista mucho parecido) comienza el garabato con nombre (de los 3 a los 6 años).

En este momento se establece una relación entre el dibujo y el mundo exterior, suele describir el dibujo mientras lo va haciendo y demuestra que está creciendo su capacidad de simbolizar.

Siempre hay que dejarlo crear y expresarse y estimularlo para que desarrolle sus capacidades, por eso en esta etapa es mejor que garabateen y no se recomienda ofrecerles dibujos preimpresos para colorear.



Despedirse en la guardería



Cuando dejas a tu bebé en la guardería, la separación puede ser difícil. Para el bebé, por supuesto, sobre todo si ya ha vivido separaciones anteriores, pero también para tí.

Esto también dependerá muchas veces de la consideración que tengamos por nuestro trabajo: si nos gusta mucho, la separación será menos dolorosa que si nos vamos para encontrar a un jefe insoportable, compañeros desagradables o un trabajo poco interesante.

Pero como seguramente tienes que trabajar a gusto o no, a continuación te damos algunos trucos para facilitar la separación entre ambos al momento de dejarlo en la guardería:

Se recomienda marcharse rápido después de despedirte del niño. Si tienes cosas que decirle a la niñera o a la auxiliar de la guardería, escríbelas la noche anterior y se las comunicas al llegar. Esto evita enternecerse con tu hijo en la guardería e irte para volver porque te olvidaste de decir alguna cosa.

Una vez que abrazaste a tú hijo para despedirte, no vuelvas a sostenerlo en brazos si lo escuchás llorar. La mayoría de los pequeños se calman rápidamente una vez que sus padres se hayan retirado.

Nunca te vayas a escondidas. Siempre abraza bien a tu hijo y decile: “Adiós, esta tarde mamá te viene a buscar”. A pesar de su edad, comprende que no lo abandonás y su estadía allí es transitoria.


Fuente crecebebe.com

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