Es la conocida como dermatitis del pañal: el enrojecimiento de la piel más delicada del bebé, en torno al ‘culete’, los muslos y la barriguita, es el primer síntoma de que el pequeño podría estar sufriendo irritaciones y molestias por culpa del uso de los pañales. La dermatitis irritativa aparece normalmente por la mezcla de diferentes motivos, como la excesiva humedad, la fricción o el contacto con la orina y las heces, y suele ser frecuente, al menos hasta que el bebé aprende a utilizar el orinal.
Para evitar estas irritaciones es importante, pues, seguir una serie de pautas y cuidados sencillos, y que desde los laboratorios de Suavinex han resumido en diez consejos básicos. El primero: cambiar la muda de manera frecuente, para evitar que la humedad o las bacterias afecten al PH de la piel. Mantener una buena higiene de la zona, que debe estar siempre limpia, a poder ser con una esponja natural y geles no agresivos, y secar sin frotar, incidiendo en las zonas de los pliegues, es fundamental a lo hora de mantener sana la piel del ‘peque’, y ayudarle a que se sienta más cómodo durante esta etapa del crecimiento.
Asimismo, es muy recomendable también emplear una crema con ingredientes activos, como el aceite de almendras dulces o la manteca de karité, que aísle la piel de la humedad y evite posibles irritaciones. Otros puntos que hay que tener en cuenta son el cambio en la alimentación, especialmente durante la introducción de sólidos (la lactancia materna reduce la cantidad de orina y hace que sea menos alcalina), o la sensibilidad a ciertos productos no específicos para el cuidado de su piel, como cremas o polvos de talco, que pueden empeorar el estado de las irritaciones en este área.
Ante la llegada del verano, una de las épocas en la que más se intensifican los casos de dermatitis en los ‘peques’ con motivo de las altas temperaturas, es recomendable dejarles todos los días un ratito sin pañal, ya que el aire ayuda a fortalecer la piel de la zona, y evitar ponérselo demasiado ajustado, para que la fricción no afecte a la dermis. Eso sí, en el caso de que no presente signos de mejoría en unos tres o cuatro días, es recomendable acudir al pediatra, por si fuera necesario recetar algún tratamiento específico.
Cómo prevenir la caries rampante en los niños
La caries rampante se produce cuando los padres dan el biberón o el chupete a los niños mojando la tetina en azúcar, para que duerman y se relajen. Ésta era una práctica muy común hace algunos años, y aunque actualmente se realiza en menor medida, sigue produciéndose, con unas consecuencias que pueden desencadenar severos problemas de salud, como es el caso de la caries rampante.
“La caries rampante tiene un efecto fulminante. En dos semanas puede acabar con los dientes. Suele producirse entre los 4 y los 8 años”, asegura Lourdes García-Payo, ondontóloga.
Poner a los niños azúcares en las tetinas de biberones y chupetes puede ser un recurso muy efectivo para tranquilizar a los pequeños, pero también puede resultar muy dañino para los menores, ya que este mismo azúcar, queda impregnado en los dientes dejando que las bacterias actúen tranquilamente, provocando la caries rampante.
Sus efectos son fulminantes y acaba con la dentadura
El niño puede llegar a perder todas sus piezas dentales, además de provocar en los menores infecciones de garganta y abscesos en encías. Todos estos problemas pueden derivar también en problemas digestivos graves.
Otro gran problema es que los residuos que quedan en la boca del niño pueden mantenerse en la raíz de los dientes de leche y provocar así la desviación de los brotes dentales definitivos.
“Sería estupendo decir que tiene una solución, sin embargo, su tratamiento es muy difícil, ya que la única opción es la de extraer las piezas dentales”, afirma García-Payo.
Fomentar los hábitos de higiene desde muy pequeños
Es por esto por lo que los especialistas inciden en la importancia de acabar con estos malos hábitos y fomentar los positivos, como es la higiene dental desde que comienzan a salir los primeros dientes, enseñando poco a poco a los pequeños a usar el cepillo de dientes y a convertirlo en una más de sus rutinas.
Cuidar la higiene dental de los niños resulta muy importante para evitar problemas en un futuro, teniendo en cuenta además, como comentábamos antes, que las infecciones y problemas de higiene bucal pueden tener muchas consecuencias para la salud general de los niños.
Lo que debe quedar claro es que el azúcar es el máximo enemigo de los dientes y, por tanto, ha de evitarse en lo posible el contacto con ellos, especialmente si no son azúcares naturales, como pueden ser los de la fruta.
Enseña a hablar a tu bebé
Para una madre, ver cómo su bebé empieza a establecer algún tipo de comunicación es algo muy importante y emocioannte. El comienzo del lenguaje empieza desde muy pequeñitos. En este sentido, ya los primeros ruiditos, los llantos y las sonrisas se pueden considerar como una forma de comunicarse.
Aunque cada bebé tiene una edad para desarrollar sus capacidades, es cierto que alrededor de los 12 meses la mayoría empieza a decir sus primeras palabras: “mamá”, “papá” o “aba” para designar el agua. Desde ese momento, el niño irá sumando palabras a su vocabulario, casi todas ellas relacionadas con la necesidad de satisfacer sus necesidades.
Al año y medio, ya comienzan a emplear frases de dos y tres palabras y descubren el uso de los artículos y plurales. Entre los dos y tres años, aumenta la longitud de la frase, empiezan a utilizar las frases negativas e incluso las interrogativas y aprenden los pronombres, aunque todavía hablan de sí mismos utilizando su nombre.
Y a partir de los tres años, comienzan a desarrollar las demás habilidades. Aumenta el uso de adjetivos y preposiciones, así como la composición de la frase, siendo capaces de utilizar verbos compuestos en tiempos diferentes.
Consejos para ayudar a los más pequeños
El proceso de aprendizaje es duro pero también es gratificante ver cómo tu bebé ha ido adquiriendo todas esas capacidades. Se supone que alrededor de los cinco años, el bebé debería haber aprendido todo el repertorio anterior. Y aunque la mente de un niño es muy ágil y aprende rápido, es necesaria la ayuda de los padres, e incluso de profesionales, para estimular el desarrollo de las articulaciones.
Patricia Fernández, maestra especialista en audición y lenguaje en el Gabinete de Logopedia El Teide, nos da algunas recomendaciones para ayudar a los más pequeños:
- Es importante conseguir un ambiente relajado en casa; evitar los ruidos y los gritos.
- Hablar con el bebé de forma clara, despacio, con frases sencillas y una intensidad normal. Evitar ruidos de fondo como la televisión o la radio.
- No se ha de reñir, criticar, censurar o ridiculizar. Si el niño dice una palabra mal, el adulto se la repetirá inmediatamente pero sin decir “lo has dicho mal”.
- Estimular la conversación. Hablar con él de cosas que le interesen, sobre todo a la salida del cole.
Cuentos para estimular el lenguaje oral
Según Patricia Fernández, una de las mejores herramientas para enseñar a los más pequeños a hablar son lo cuentos. A través de las sencillas historias que narran, el niño aprenderá vocabulario, mejorará su comprensión y expresión, y desarrollará los músculos de la boca.
Pero ¿qué tiene un cuento para se tan relevante para un peque? La singularidad de estas historias es que invitan al niño a imitar los sonidos, así cuando el adulto lea el cuento, tendrá que poner especial entusiasmo para animar al bebé. Por ejemplo, si estamos leyendo la historia de “Los tres cerditos” tendremos que hacer el sonido del viento, los sonidos de los cerditos, el aullido del lobo e incluso ayudarnos de las palmas para felicitar al cerdito más trabajador que construyó su casa de ladrillo.
Existen muchos cuentos especialmente dedicados a esta práctica, algunos de los más interesantes son: `El cepillo mágico', 'El gran circo', 'El cumpleaños feliz' o 'Pepe el extraterrestre'.
Y tú, ¿qué haces con tu hijo?¿qué técnicas llevas a cabo? Entra en nuestro foro y opina con el resto de madres.
Fuente hola.com
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