La lactancia natural es sin duda la mejor opción para alimentar a los bebés lactantes, pero en ocasiones presenta algunos inconvenientes, sobretodo si la madre consume ciertas sustancias.
La mujer que amamanta debe guiarse en todo momento con el sentido común. Es indiscutible que el consumo de tabaco, de drogas, de bebidas alcohólicas y de cafeína no beneficia para nada el crecimiento y el desarrollo del lactante. Estas sustancias pasan directamente al bebé a través de la leche y pueden causar un efecto tóxico.
En los casos más graves se pueden observar claros efectos secundarios como la agitación, la taquicardia, la somnolencia y la intolerancia a la leche, acompañada de diarreas y de vómitos.
En cuanto a la cafeína, la madre debe evitar abusar de la presente en el café, en el té, en los refrescos con cola y en las bebidas energéticas. Para hidratarse sin perjudicar al niño es preferible tomar infusiones como la manzanilla, el anís verde, la menta, el hinojo, el poleo, la menta, el comino, el tomillo, el eucalipto, la hierbaluisa, la tila, la valeriana, la pasiflora, la salvia, el eucalipto, etc. En cuanto a los refrescos son mejores los descafeinados, al igual que los zumos y los batidos naturales.
A continuación aparece el contenido de cafeína en diferentes bebidas:
Una lata (33 cl) de refresco de cola contiene alrededor de 36 miligramos de cafeína.
Una taza (15 cl) de café contiene una media de 65 a 155 miligramos de cafeína.
Una taza (15 cl) de té contiene aproximadamente 60 miligramos de cafeína.
Por otro lado, la calidad de la leche materna se puede ver afectada. El alcohol, por ejemplo, pasa en pequeñas cantidades a la leche, cambiando su sabor y su color, bloqueando la liberación de oxitocina y dificultando la salida de leche. Es aconsejable que la madre no lo consuma al menos tres horas antes de la toma.
La nicotina cambia el sabor y el color de la leche e interfiere en el reflejo de eyección. Los expertos recomiendan que la madre no fume ni un solo cigarrillo dos horas y media antes de la toma para que no pase a través de la leche.
El consumo de drogas y de algunos fármacos también es nocivo para la salud del pequeño. Por ejemplo, algunos antibióticos como las tetraciclinas pueden provocar daños en las encías de los lactantes, algunos psicofármacos como la reserpina pueden afectar al sistema nervioso del pequeño, los anticoagulantes como los dicumarólicos pueden provocar hemorragias y algunas hormonas como los estrógenos el aumento de mamas (hipertrofia mamaria).
Consejos a la hora de dar el pecho
Apoyar bien el cuerpo
La madre debe escoger una silla o sillón cómodo que tenga brazos firmes.
Se debe conseguir que la madre acerque el bebé al pecho y no al contrario. Para ello se recomienda el uso de almohadas para apoyar bien la espalda y los brazos.
Para evitar tener que inclinarse hacia el bebé, la madre puede poner algunas almohadas bajo los pies, un taburete, una mesita pequeña o una pila de libros.
También se puede colocar una almohada o una manta plegada sobre su regazo para no tener que doblarse hacia adelante.
Dar un buen soporte al bebé
El niño debe sentirse cómodo en todo momento y seguro para que pueda mamar de forma eficaz. Utilizar almohadas, además del brazo y la mano, para apoyar recta la cabeza, el cuello, la espalda y las caderas del pequeño.
Dar un buen soporte a los pechos
Durante la gestación y la lactancia los senos crecen y cogen peso. Es necesario utilizar un sujetador que no apriete, pero tampoco que sea demasiado grande. Utilizar sujetadores especiales para la lactancia.
Es imprescindible estar relajada para una buena lactancia
En caso de que la madre esté nerviosa por cualquier motivo, antes de dar el pecho debe relajarse. Puede respirar hondo unas cuantas veces, cerrar sus ojos y pensar en cosas que sean agradables, y olvidar los problemas.
Tener a mano un buen vaso de agua fresca, leche o jugo
Beber líquidos mientras se da el pecho favorece la hidratación y ayuda a producir leche.
- Es aconsejable ir cambiando de pecho
- El objetivo es vaciarlos y estimularlos al máximo.
- No conviene mantener los horarios con demasiada rigidez
- Un margen de más o menos media hora es válido.
- No es recomendable dar el pecho al bebé cuando está llorando
- Hay que acunarlo un poco antes, y amamantarlo cuando se ha logrado calmar.
La composición de la leche materna
Si la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia natural al menos hasta los seis meses de vida del pequeño es porque la leche materna humana es imposible de imitar.
Al comparar la leche de la mujer con la de vaca podemos observar claras diferencias entre ambas, tanto desde el punto de vista físico-químico como nutricional. De momento, al día de hoy, es imposible reproducir exactamente la composición de la leche materna partiendo de la leche de vaca modificada, aunque lo cierto es que existen en el mercado varias leches artificiales de muy buena calidad que se aproximan bastante.
Algunas diferencias en su composición nutricional son las siguientes:
El contenido en proteínas de la leche materna humana es cuatro veces menor que la leche de vaca. Al contener menor cantidad de caseína, se forman coágulos en el estómago y la digestión resulta más sencilla. Además, el estómago se vacía más rápido durante la digestión.
La leche materna se caracteriza por su contenido en proteínas solubles como la alfa-lactoalbúmina (interviene en la digestión de la lactosa), la lactoferrina (interviene en la asimilación del hierro y ejerce acción anti-infecciosa), las inmunoglobulinas y la lisozima (intervienen en la defensa de nuestro organismo) y aminoácidos como la taurina y péptidos que estimulan las defensas inmunitarias. Además, contiene enzimas digestivas, factores de crecimiento que actúan sobre la secreción de hormonas, nucleótidos y prostaglandinas.
La lactosa que contiene la leche materna humana se tolera mejor que la de vaca por el pequeño, por lo que el riesgo de los dolores de los cólicos abdominales disminuyen.
La leche materna humana, a comparación de la de vaca, contiene sustancias de importante acción contra los organismos intestinales como por ejemplo la lisozima, la lactoferrina y los anticuerpos Ig A.
La leche materna humana contiene una menor proporción de ácidos grasos saturados y una mayor proporción de ácidos grasos poliinsaturados (contiene cuatro veces más que la leche de vaca), de importante papel en la prevención de la arteriosclerosis.
La leche materna humana contiene menor cantidad de sales minerales, perfectamente adaptadas a las necesidades del bebé, por lo que no sobrecarga tanto el riñón como la de vaca.
La leche materna contiene las vitaminas que necesita el pequeño en las cantidades suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales. En cuanto a la vitamina D, hay que tener en cuenta que su proporción no es muy grande y en ocasiones puede haber carencias para el bebé si no se toma la madre los suplementos oportunos (esto ocurre cuando el clima o el modo de vida no permiten el contacto de la luz en la piel del pequeño).
Escrito por: Red Mujer
Redmujer.com
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