El cambio de lugar físico, de personas, hasta de reglas y costumbres es aconsejable llevarlo a cabo de manera progresiva para un paso sano entre una etapa y la siguiente.
Al comenzar jornadas de apenas minutos, e ir avanzando lentamente, se genera en el chico la curiosidad y las ganas suficientes para querer volver al día siguiente.
Es importante saber que los niños en esta transición no sufren otra cosa que el cambio. Al igual que un adulto cuando cambia de trabajo –por ejemplo-, un chiquito necesita experimentar estas emociones con la mayor naturalidad posible. Las madres también tenemos nuestros propios sentimientos al respecto, no nos resulta tan sencillo ver que nuestros hijos crecen, van terminando períodos de su vida y empezando otros nuevos. Es altamente recomendable intentar reflexionar un poco antes del inicio de la adaptación, nada será más positivo para el hijo, que su madre se muestre tranquila, segura y confiada. Eso le dará el apoyo que necesita para adaptarse y despegar.
Cuando un chico llora mucho en la adaptación, no hay que interpretar eso como dolor, ni angustia. Es muy probable que sea su manera de demostrar que preferiría irse a casa “con mami”, pero no porque el jardín no vaya a convertirse en su lugar de juego favorito en poco tiempo, sino todo lo contrario. Son pocos y muy específicos los casos en los que un chiquito no logra superar esta etapa de adaptación, sobretodo en jardín maternal o sala de 2 años, esto suele ser consensuado con las maestras de la institución en cuestión y a veces inclusive con el pediatra.
Es muy importante estar segura de la elección del jardín, y mostrar seguridad ante el chiquito. Las cosas que puedan no gustar de la institución o la maestra, no deben mencionarse delante del pequeño, esto podría generar un mensaje contradictorio.
Es una buena práctica “celebrar” cada logro de tu hijo, tratar de darles un espacio especial a sus materiales del jardín, preparar con ellos las cosas que haya que llevar, que tomen contacto previo con lo que utilizarán.
Estando en la sala, seguir atentamente la guía que proponga el docente, tener presente que tener una mamá en el aula es un hecho simplemente circunstancial, el chiquito tiene que acostumbrarse a un espacio sin madres, por lo tanto es bueno mantenerse lo más callada posible, sin corregirlo ni interactuar con el chico más de lo que la maestra pida. Eso lo ayudará a prestar atención e interesarse por las dinámicas que le ofrezcan.
Por último tener presente que ningún chico puede adaptarse en tiempo y forma si es la mamá la que llora o no puede dejarlo en el jardín. La inseguridad en la mamá, se traslada al niño completamente.
Que hago si estoy amamantando y tengo poca leche
El amamantamiento es esperado por las madres, es un momento de una conexión única con el bebito, pero a veces puede resultar un poco complicado el inicio. Suele pasar que no sea sencillo el comienzo y es muy común tener algunos problemas a la hora de amamantar a un recién nacido.
Uno de los inconvenientes con los que muchas madres se enfrentan es la escases de leche.
Hay quienes dicen que eso no sucede jamás. Yo creo que sí sucede. No es científico mi aporte, pero lo he padecido parcialmente y lo he visto en otras mamás así que me animo a afirmar que puede pasar que una madre “se quede sin leche”. Es fundamental consultar al médico en cada caso en particular y es importante conocer algunos factores simples que inciden en la producción de leche materna para evitar mayores trastornos.
Descanso. Si bien es imposible en esta etapa dormir 8 horas de corrido, hay que hacer todo lo posible por descansar cuando el bebé duerme o cuando alguien más puede encargarse de atenderlo.
Hidratación. Es aconsejable beber aproximadamente 4 litros de agua por día, al menos durante las primeras semanas posteriores al nacimiento. Si se ingieren otras bebidas, no se suman a esta cantidad, es decir, hay que tomar además los 4 litros de agua.
Alimentación. Comer comidas sanas y nutritivas. Evitar picantes, coles y comidas ricas en grasas.
Succión. Cuanto más succiona el bebe el pecho, más posibilidades hay de incrementar la producción de leche materna. En este punto puede ayudar un sacaleche manual, o eléctrico.
Calor. Para fomentar la producción de leche se puede aplicar calor en las mamas, mediante paños y ducha de agua caliente.
¿Es bueno mandar a mi hijo al jardín maternal?
La gran disyuntiva de mandar o no a los hijos al jardín maternal, se le presenta a todas las madres actualmente, principalmente a las que tienen un trabajo fuera de casa.
Todas las planificaciones previas a la llegada del primer hijo, pueden caducar antes de ser puestas en práctica. Podemos hacer muchos planes, pero usualmente los sentimientos no conocen de tanta organización anticipada, y se escapan de nuestras manos, así que probablemente llegado el momento tengamos serias dudas respecto de dejar a nuestro bebé en una guardería o jardín maternal.
Cabe la aclaración, no es lo mismo una guardería que un jardín maternal. La guardería es un lugar en el que los niños reciben cuidados, tienen un espacio de juego, comida, siesta, etc. pero no se sigue un programa curricular. Los jardines maternales, en cambio, tienen un plan pedagógico que generalmente está articulado con el jardín de infantes, respetando las etapas que vivirá el niño y estimulándolo a cada paso a alcanzar objetivos puntuales de su desarrollo.
No es raro sentir que el niño es demasiado pequeño y frágil como para dejarlo en un jardín. No es raro tampoco senitrse culpable. Tenemos en mente que el niño no podrá vivr sin nosotras ni un solo minuto, que se va a sentir solo, y que no van a entender lo que necesita. Los chicos establecen nuevos vínculos en el jardín, luego sucede que en algunas cuestiones el comportamiento es muy diferente al que tienen en la casa y eso no suele causarnos mucha gracia tampoco.
Existe un período de adaptación en el que el pequeño se incorpora a la institución acompañado por su madre o padre, de manera gradual, comenzando con tiempos cortos que se van incrementando de a poco hasta completar el horario acordado.
Actualmente las maestras jardineras pueden especializarse para trabajar en un jardín maternal, esta visión aportará muchos beneficios, entre ellos está el hecho de que los chicos sean observados por maestras capacitadas para detectar cualquier tipo de signo que denote algún problema en el desarrollo congnitivo que a una madre en esta etapa le resultaría prácticamente imposible detectar. Otros beneficios tienen que ver con la realidad que el chico esté viviendo. Lógicamente será más sano ir al jardín que quedarse frente a un televisor todo ese tiempo, o estar al cuidado de un mayor que simplemente lo atienda y vigile, pero que no cree un espacio de juego y de estimulación para el pequeño. También la llegada inminente de un nuevo hermano puede ser un motivo que justifique ampliamente el ingreso al jardín.
Normalmente los niños disfrutan muchísimo del jardín maternal, y del contacto con sus pares, encuentran un espacio de pertenencia separados de su mamá, pero con la contención especial acorde a sus edades. Todas las actividades se presentan como un juego, y los grupos tienen una cantidad máxima de alumnos y docentes auxiliares, según lo establece el Estado.
Existen -por supuesto- las excepciones, hay algunos chiquitos que necesitan esperar un tiempo más para ir al jardín, fundamentalmente cuando el jardín maternal pertenece al edificio de un colegio de grandes dimensiones, o de gran cantidad de alumnos. Si se diera este caso es importante poder consultar a un profesional, psicopedagogo, psicólogo infantil o quien el pediatra considere, para verificar si por personalidad es recomendable que el niño asista a un jardín desde esa edad.
Generalmente los grupos son divididos de la siguiente manera: Los bebés desde 45 días hasta el año (aprox.) los deambuladores (de más de 1 año) y la más conocida sala de 2 años.
En el caso de los jardines estatales es preciso averiguar con la mayor antelación que sea posible, (inclusive antes del nacimiento) para lograr una vacante.
En los jardines y colegios privados, las inscripciones se abren entre Julio y Noviembre del año anterior.
Fuente consejosdemadre.com.ar







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