Hace poco han descubierto un nuevo método para que los padres puedan conocer el sexo de su bebé desde el primer trimestre de embarazo. Se trata de un nuevo examen de sangre, diseñado en Corea del Sur y presentado en Estados Unidos.
Aunque en Septiembre de 2011 se informó de un nuevo examen de sangre, diseñado en la Unión Europea, que puede informar sobre el sexo de un bebé en la séptima semana de gestación, éste nuevo examen presenta ventajas adicionales porque no requiere de sangre del cordón umbilical necesitando sólo una muestra de sangre extraída del brazo para buscar dos enzimas indicativas del sexo del bebé.
El examen diseñado en Corea del Sur se enfoca en encontrar dos enzimas en la sangre de la madre, cuyosnombresson: DYS14 y GAPDH. Estas enzimas informan sobre el embarazo y la formación del nuevo bebé. Dependiendo de la proporción de cada una de estas moléculas se identifica si el bebé será niño o niña.
El sexo del embrión queda determinado en el momento de la fecundación si el espermatozoide contiene un cromosoma X o un cromosoma Y. A partir de la cuarta semana, las futuras gónadas inician una serie de eventos caracterizados por expresión de proteínas, que determinan cambios citológicos, histológicos y funcionales característicos de los testículos.
Para llegar a este descubrimiento, los científicos colectaron plasma materno de 203 mujeres durante su primer trimestre de embarazo. En esas muestras pudieron observar la presencia de las dos enzimas indicativas de la definición del sexo del bebé.
Embarazo precoz
Embarazo precoz, un mal de hoy debido a múltiples causas, principalmente ligadas a la falta de información y orientación de las jóvenes. Resulta paradójico, pero el inmenso caudal de comunicación al que tienen acceso la mayoría de las adolescentes no resulta suficiente para la prevención de un embarazo para el que aún no están preparadas.
La responsabilidad de criar un hijo es muy grande para una niña que está comenzando a descubrir su cuerpo y el mundo, y un problema difícil de combatir en una sociedad que por un lado incentiva la libertad sexual, al tiempo que reprueba el comportamiento sexualmente activo en mujeres muy jóvenes.
A la hora de la prevención de embarazos precoces no hay tiempo para moralismos ni hipocresía. Se trata de preservar la salud y bienestar de la vida humana; aunque en algún momento mujeres de todas las edades podrán enfrentarse a un embarazo no deseado, una adolescente no tiene la madurez necesaria para ser mamá, y esta falta de experiencia repercutirá en la crianza del niño.
Es injusto para ella, porque un embarazo precoz significa quemar etapas, perderse partes importantes de su desarrollo. En la práctica, quedar embarazada siendo adolescente puede significar abandonar los estudios y las actividades necesarias para su salud mental, enfrentándose a responsabilidades que todavía no puede afrontar.
Claro que ser adolescente y excelente madre se pueden cojugar, pero para lograrlo es casi siempre necesario el apoyo incondicional de los padres y de las personas más cercanas, que brinden la ayuda esencial para una adolescente embarazada. Algo que desafortunadamente no siempre es posible.
Un debate abierto es absolutamente necesario a la hora de enfrentar la problemática del embarazo precoz. La orientación sexual y distribución de pastillas u otros métodos de anticoncepción son fundamentales tanto para evitar embarazos como el contagio de enfermedades sexualmente transmisibles.
Además, así como una joven hoy tiene libertad a la hora del sexo también la tiene que tener a la hora de comunicar a sus padres la presencia de un embarazo precoz. De esta manera se evitan muchas complicaciones derivadas a la falta de cuidados prenatales.
El primer año de mi bebé
El primer año de mi bebé, esos doce meses donde comenzamos a conocer ese hermoso – y a veces difícil – universo que representa ser madres, y donde cada día nos reserva sorpresas y descubrimientos.
Una vez que salimos de la maternidad con el niño en brazos comienza entre ambos el vínculo más especial, y podemos apreciar la continua interacción de la criatura con la mamá, reconociéndola como una extensión de su ser.
Desde los primeros meses el bebé conoce todas las características de su mamá, y la relación es recíproca, porque no hay madre que no sepa distinguir a la distancia si su hijo llora de hambre o frío.
Más o menos a los cinco meses se da un acontecimiento muy importante para el bebé: es cuando él comienza a percibir, además de la mamá, a las personas a su alrededor y los propios límites de su cuerpo. Comienza entonces la bella etapa del descubrimiento del mundo.
Muy rápido el niño llega a los ocho meses… ¡y comienza a gatear! Ahora comprende que él y su mamá son dos personas distintas, un descubrimiento que también puede causarle angustia: en esta época muchos niños presentan falta de apetito y problemas para conciliar el sueño.
Es que el bebé comienza a sentirse solito, porque aún no es capaz de retener la figura de mamá una vez que ella sale de su campo de visión, algo que ocurrirá en poco tiempo… Mucha paciencia en este período: el niño puede parecer por momentos triste y hasta caprichoso, pero está pasando por una etapa crucial de su desarrollo, y necesita de todo nuestro amor y atención.
Fuente femenino.info
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