¿Conviene obsequiarles de vez en cuando? Rotundamente sí. Las sorpresas, los detalles son muy importantes. ¿Y qué comprarles? Lo ideal es que nuestra adquisición sea algo que tenga que ver con el chico, no con lo que los padres quieren que su hijo posea. Comprémosle juguetes con los que creamos que nuestro hijo va a ser feliz, aquellos con los que nos lo imaginamos jugando desde la vidriera. No importa si es barato o muy simple. A ningún niño le interesa el superjuguete.
Lo de menos es el objeto material. Casi todos tienen la habitación llena de sofisticados y complejos artilugios, pero de pronto nos sorprenden en el pasillo con un montón de bolitas y nos piden que los ayudemos a completar el circuito. Lo primordial de un juguete es que les dé la posibilidad de crear su propia ficción, de imaginar situaciones, vivencias y personajes nuevos. Es fácil para ellos convertir una caja de zapatos en un buque mercantil; ahora bien, ¿qué esfuerzo tiene que hacer la imaginación ante un robot que camina solo…?
Podemos elegir regalos llamados educativos, como rompecabezas, cartas, cuentos, pinturas; pero sobre todo tengamos en cuenta sus gustos. Pensemos que todos los juguetes son educativos, siempre que den juego. Si nos centramos en que aprendan, percibirán nuestras intenciones y dejarán de interesarles de inmediato nuestros educativos obsequios.
Mal acostumbrar a los niños con regalos
Si hemos acostumbrado a nuestros hijos a llevarles algo cada vez que volvemos a casa del trabajo, de las compras o cuando los vamos a buscar al colegio, nos resultará desalentador volver con las manos vacías, aunque sólo sea en casos aislados.
A los niños les encanta recibir. Su ideal de vida sería vivir en Navidad todo el año. Pero, claro, esto es imposible y, aunque fuéramos millonarios (que no suele ser un caso que abunde), resultaría perjudicial para su futuro desarrollo como seres humanos.
Los niños sólo se acostumbran a lo que los padres quieren que lo hagan. Si saben que nuestro regreso lleva implícito la adquisición de un objeto (juguete o comestible), nos veremos en la obligación de comprarles algo siempre, pase lo que pase. Y con eso, corremos el riesgo de que nuestros angelitos se interesen más por su regalo diario que por nosotros, nos recordarán antes de salir que esperan un obsequio y, sobre todo, cada vez querrán más y más. Además, lograremos así que los chicos pierdan la ilusión por los regalos.
A Bárbara le produjo una enorme alegría cuando su mamá le regaló un sencillo juego de construcciones. Ella la vio tan entusiasmada y feliz armando y destruyendo casitas que a los dos días le compró uno mucho más complejo y con actividades múltiples. Al entregárselo, su decepción fue tremenda, la nena no le dio importancia. Ya no era un regalo novedoso…
En nuestras manos está su educación, por lo tanto, asumámosla con plena responsabilidad. El afán de poseer cosas es una característica del ser humano y conviene que los padres enseñemos a nuestros hijos el equilibrio entre el deseo y la realidad. Es fundamental que aprendamos a decirles no cuando sea preciso, ya que la negación es necesaria para su maduración personal. Las frustraciones también forman parte del aprendizaje de la vida.
Disfrutar de las plazas con niños
En las plazas, los niños se oxigenan y disfrutan de los beneficios de la luz del sol, hacen ejercicio y desarrollan la motricidad, amplían su conocimiento sobre el entorno, viven experiencias nuevas y se hacen más autónomos y sociables. En especial para los que no asisten a una guardería, implica una oportunidad única de relacionarse con chicos de diferentes edades y también de empezar a enfrentarse y resolver situaciones difíciles (peleas por un juguete, levantarse solos si se caen, esperar turno, etc., etc.).
Además de estas ventajas, no se puede olvidar algo fundamental: en la plaza, los niños pequeños disfrutan a lo grande, porque les ofrece la posibilidad de realizar actividades que no pueden hacer en casa, como revolcarse en la arena, pisar charcos, andar en triciclo o perseguir palomas. Placeres que deberíamos concederles tan a menudo como nos fuera posible.
En teoría, los jardines públicos son lugares especialmente pensados para el ocio y el esparcimiento infantil. En la práctica, muchos de ellos presentan numerosas deficiencias que ponen en peligro la integridad de los niños, sobre todo de los más chiquitos. Para evitar accidentes, es preciso tomar algunas precauciones.
Cuando y cómo se resuelve el complejo de Edipo
Hemos dicho que este conflicto es pasajero y señalaremos que lo es porque, en condiciones normales, se mantiene dentro de unos límites y termina por resolverse. Así ocurre por lo menos en las familias equilibradas y bien constituidas, donde los papeles de cada uno están claros. Eso y la rápida maduración del niño terminan por hacerle asimilar el principio de realidad: papá y mamá se pertenecen como pareja, y él no tiene nada que hacer en ese terreno. Su papel y su lugar es otro, desde el que también puede amar intensamente a sus padres y ser amado por ellos, pero en otro plano. Así que decide posponer sus impulsos románticos y optar por el camino de la identificación: el varón quiere hacerse un hombre como papá y buscará más tarde a una mujer como la mamá, y la nena hará a la inversa. De este modo sus sentimientos quedan en paz.
Sin embargo, hay circunstancias que pueden alterar el buen curso y desenlace de esta etapa que hemos descrito. Una mala relación de pareja entre los padres puede hacer que las fantasías infantiles se exacerben y el niño crea ocupar un lugar que no le corresponde con respecto al progenitor del otro sexo. Sobre todo si éste busca en el niño una compensación del amor defraudado o si rivaliza con su cónyuge para acaparar el amor del hijo. Peor aún si se busca con el niño una complicidad a toda costa, incluso hablándole mal del otro y haciéndole confidencias acerca de la crisis de pareja.
Si, en mitad de esta situación, al niño se le consiente, por ejemplo, ocupar en la cama conyugal el lugar del padre ausente, la situación se habrá llevado ya a un nivel de riesgo máximo y puede convertirse para el niño en una trampa mortal. Atrapado en sus fantasías incestuosas y embargado, como es lógico, por un intenso sentimiento de culpa, su maduración psicosexual y toda su personalidad puede verse alterada. La neurosis y diversos trastornos en las relaciones y en la esfera sexual serán más adelante signos de esa alteración.
No hay que asustarse
Lo habitual es que la situación edípica se resuelva sin problemas, pero el riesgo existe y es mejor estar prevenidos. Dos son las condiciones para una resolución saludable de esta etapa.
La primera, que la pareja formada por los padres muestre que se quiere y que está unida. Esto ayudará al chico a encontrar su lugar de niño, contrapesando sus fantasías con el peso de la realidad. Tener la certeza de que sus padres se quieren y lo quieren es lo que le dará seguridad y lo hará feliz, liberándolo de fantasías inquietantes.
Un segundo factor que ayudará a una buena resolución de esta etapa es que ninguno de los padres abdique de su autoridad. Hay que evitar que el padre sea excesivamente complaciente con la niña dejando para la madre todo el peso de la severidad (y a la inversa con el niño), lo que desequilibraría la balanza en la relación afectiva del hijo con ambos. Los dos deben combinar la autoridad y la ternura. El papá debe ser, por supuesto, cariñoso con la niña, y la mamá con su hijo, pero cuidando de no estimular sus fantasías más allá de lo sensato y razonable.
Plato para niños con tapa
El plato infantil con tapa de Nuk es el ideal para las primeras comidas del bebé, cuando este tenga unos cinco o seis meses de edad y comience a ingerir los primeros alimentos sólidos. Obviamente será un momento especial y para ello se ha fabricado con plástico irromplible, con una base y asas antideslizantes y con bordes altos así se facilitará la tarea de tomar la papilla con la cuchara.
Este plato es parte de Easy Learning, una línea que se ha pensado para los momentos de transición como por ejemplo el caso en el que se esté dejando el biberón para pasar a la comida sólida ya que con este plato les será más sencillo a los niños comenzar a comer solos sin tener derrames o accidentes.
Se presenta este bol para niños con tapa en diferentes colores, los hay azules, verdes, naranjas, entre otros y se puede utilizar tanto en el lavavajilla como en el microondas. Además es bastante buena la relación entre su calidad y su precio, que ronda los 10 euros. Para conocer más detalles se puede visitar la web de Nuk y además de ver el plato infantil se pueden conocer los demás accesorios que conforman un juego.
Fuente crecebebe.com
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