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domingo, 20 de mayo de 2012

El agua adecuada para el bebé

El agua mineral presenta varias ventajas para preparar el biberón del bebé, pero no todas son iguales ni son adecuadas. Es conveniente atender a su composición para elegir la que sea más aconsejable
El cuerpo del bebé está compuesto en 75% por agua. Y, al igual, que los adultos, el agua que beben es fundamental, si bien en su caso es más importante atender a su composición para elegir la más adecuada y que no le genere molestias en el aparato digestivo.
Un motivo por el que es más conveniente elegir agua mineral para darle tanto para beber como para preparar el biberón. Y es que según el Estudio Bahía 2009, nueve de cada diez pediatras recomiendan agua mineral natural frente a otras aguas para los bebés por su composición, ya que está totalmente controlada al igual que su origen, y por la seguridad porque es pura en origen y no está contaminada.
Por el contrario, el agua del grifo es preciso hervirla para preparar el biberón para eliminar posibles componentes nocivos para el bebé y controlar el tiempo que hierve para no superar el minuto, ya que si está más tiempo en el fuego puede ser perjudicial al concentrar los minerales, lo que puede originar en el bebé problemas en el aparato digestivo.
Además, hay que tener en cuenta que, en el caso de usar los filtros de ósmosis domésticos, estos no eliminan en su totalidad las sustancias del grifo que pueden ser nocivas.
Pero en la elección del agua mineral también hay que prestar atención porque no todas las aguas minerales son iguales ni tienen la misma composición. De hecho, se recomiendan aguas de mineralización baja y especialmente baja en sodio porque los riñones del bebé son todavía inmaduros.
No obstante, el agua mineral no debe ser baja en todos los minerales, dado que hay minerales como el calcio que debe estar presente porque es fundamental para el desarrollo de su sistema óseo.
Como pauta general, puede decirse que la composición ideal del agua mineral para el bebé es aquella que tiene menos de 25 mg por litro de sodio y de 25 a 100 mg por litro de calcio, según recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría.

Fuente: www.nosotras.com

La relación del bebe con el padre 

Los sentimientos que provoca el nacimiento de un hijo no son exclusivos de la madre, también el padre siente un gran amor y a la vez está desconcertado.
En ocasiones la actitud de las madres puede hacer que estos sentimientos afecten de manera negativa al padre al no prestar atención a sus emociones. Esa nueva vida que se desarrolla en el cuerpo de la mujer es una parte de él mismo con la que siente la necesidad de relacionarse, pero durante el embarazo depende de la mujer para hacerlo por lo que esa unión todavía no puede ser tan íntima como lo es para la madre. Así, cuando nace el bebé, el padre descubre por primera vez la verdadera sensación de sentirlo vivo, algo que la mujer ya hace meses que ha sentido.
Existe mucha información y atención para la mujer y en ocasiones olvidamos que el hombre también experimenta una serie de sentimientos que necesita comprender, pues aunque ciertamente es necesario el cuidado de la madre en el embarazo por el bien de ella y del feto, la vivencia del hombre es la preocupación que siente por los dos sin poder estar seguro de que todo va bien, pues no se trata de su cuerpo.
Algunos hombres sienten cierto temor al hacerse cargo de un recién nacido por falta de preparación y necesitan ayuda para superar esa inseguridad. En ocasiones temen dañarlos por su fragilidad y otras veces se sienten excluidos del vínculo que se crea desde el embarazo. La relación física entre el bebé y su padre empieza tras el nacimiento y con ella una serie de emociones que el hombre necesitará comprender.
Para los hombres el nacimiento del bebé puede suponer un cambio repentino en su estado de ánimo y les puede afectar psicológicamente. Algunos optan por mantenerse distantes y otros se vuelcan en el recién nacido. En cualquier caso las mujeres debemos saber que ellos también necesitan ser escuchados y comprendidos, del mismo modo que los hombres deben tener presente que en los días posteriores al parto la mujer necesita recuperarse, se encuentra agotada y el bebé reclama toda su atención, por lo que es necesario el esfuerzo y sobre todo el amor de ambos.

 

La primera leche materna para el bebé

El calostro es el mejor alimento para el bebé recién nacido. Este tipo de leche materna empieza a producirse en las últimas semanas de embarazo, y será el primer alimento que tome el bebé durante sus dos a cinco primeros días de vida, ya que a partir de ese momento es cuando la mama empieza a producir “leche madura”.
A pesar de los muchos mitos que han surgido acerca de este líquido y del rechazo de algunas culturas de amamantar al bebé con el calostro, podemos afirmar que el calostro representa la mejor manera de alimentar a nuestro hijo.
¿Qué es el calostro de la leche materna?
El calostro es un fluido de color amarillento, más viscoso y denso que la leche materna. Constituye el ideal alimento ideal para el recién nacido durante los primeros días de vida por los siguientes motivos:
1. El calostro es rico en células inmunológicamente activas: anticuerpos y otras proteínas protectoras. Como alimento constituye la primera inmunización de los bebés recién nacidos, les ayuda a regular su sistema inmune protegiéndoles contra diversas infecciones.
2. Contiene factores de crecimiento, que ayudan a madurar el intestino de los pequeños, para funcionar con eficacia. Esto hace más difícil que los microorganismos y las sustancias alergénicas se desarrollen en el cuerpo de los bebés recién nacidos.
3. Estimula el movimiento intestinal del bebé, de tal modo que el meconio es eliminado rápidamente. Así, el calostro ayuda a liberar las sustancias que producen ictericia, ayudando por lo tanto a reducirla.
4. Tiene factores estimulantes y hormonas, que favorecen mejores niveles de glucemia en los primeros días de vida.
5. Viene en volúmenes pequeños, justo lo que el bebé recién nacido necesita.
6. Es rico en vitamina A, que les ayuda a proteger la visión y los ojos, y a reducir infecciones.
Aunque nos parezca que es poca cantidad la que producimos de calostro, no debemos olvidar que la capacidad del estómago del recién nacido es muy reducida, y por ello que demandará alimento muy a menudo. El calostro, además, es de muy fácil digestión.
No se debe suplementar al bebé con fórmulas o con agua, ni siquiera en los meses más cálidos, basta con ofrecer más a menudo el pecho al bebé para tener todas sus necesidades cubiertas.

Fuente: www.guiainfantil.com

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