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sábado, 28 de abril de 2012

La Vitamina K para el bebé

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Cuando un bebé nace son varias las cosas que se hacen por protocolo para prevenir posibles problemas como poner pomadita en los ojos para prevenir conjuntivitis por el paso de bacterias de la madre en el canal del parto (hablaremos de ello en unos días) y administrarle vitamina K mediante una inyección intramuscular.
Si has tenido un hijo seguro que viste como la enfermera le pinchaba en una piernecita mientras te explicaba que era para que no sufriera una hemorragia. Pues bien, lo que le pincharon a tu bebé fue la vitamina K y, ciertamente, se administra para evitar el síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K. En esta entrada vamos a explicar por qué se administra y si tiene sentido hacerlo o si podemos ahorrarle al bebé el pinchazo.
Qué es el síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K
Se trata de un síndrome raro, que se da en muy pocos casos, pero que puede ser muy grave o peor (que el niño se muera), en el que el bebé sufre una hemorragia moderada o severa por falta de vitamina K. Se trata de un síndrome que puede presentarse de tres formas distintas:
Comienzo temprano durante las primeras 24 horas desde el nacimiento.
Comienzo durante la primera semana tras el nacimiento, presentándose normalmente con sangrado oral, umbilical o rectal.
Comienzo tardío, tras la primera semana y casi exclusivamente en bebés alimentados con lactancia materna y bebés con enfermedad hepática o malabsorción. En más del 50% de estos niños se produce hemorragia intracraneal.
¿Tiene sentido administrar la vitamina K a los bebés?
La vitamina K puede darse a los bebés de manera oral, aunque hace falta repetir la administración varias veces, mientras que si se hace mediante inyección intramuscular es suficiente con una sola dosis. Hay personas que se preguntan hasta qué punto es necesario hacer daño al niño si la enfermedad se da solo en contadas ocasiones y, aunque en parte tiene cierta lógica, no debemos olvidar que la hemorragia por déficit de vitamina K puede ser muy peligrosa para un recién nacido.
La duda sobre la administración de la misma aumentó cuando entre los años 1990 y 1992 aparecieron dos estudios (aunque ambos fueron dirigidos por la misma persona) en los que se sugirió que la vitamina K administrada de manera intramuscular podría estar asociada a un mayor riesgo de desarrollo de cáncer infantil (pero no si se administraba vía oral).
Tres estudios posteriores realizados por diferentes investigadores entre 1998 y el 2003, en cambio, concluyeron que no se apreciaba relación entre la administración de la vitamina y la frecuencia de cáncer por lo que, a falta de más estudios que hablen sobre ello, no existe relación directa entre el cáncer infantil y la vitamina K intramuscular.
Evidencia científica acerca de la vitamina K
Una revisión sistemática de estudios sobre la vitamina K y el síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K (recordemos que las revisiones son muy fiables, porque sólo utilizan estudios serios y bien realizados) concluyó que cuando los niños recibían vitamina K intramuscular el riesgo de hemorragia era significativamente menor.
A la luz de los datos y tras haberse descartado el cáncer infantil por administrar la vitamina K IM lo lógico, y lo que sugiere el Ministerio de Sanidad y Política Social en su Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal es lo siguiente:
La profilaxis con vitamina K de los recién nacidos debería ser ofrecida para prevenir el raro, aunque grave y a veces fatal síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K.
Según esto los profesionales deberían ofrecerla y, hoy por hoy, creo que no se suele preguntar a los padres, sino que se administra directamente. Personalmente, en algo así, no me molesta que no pregunten, aunque como siempre lo ideal es que se explique qué se le administra al bebé y por qué.
¿Es mejor intramuscular o puede dársele al bebé vía oral?
En una próxima entrada hablaré de cuál es la vía de administración más recomendable, respondiendo a una pregunta que nos hicimos Miriam y yo antes de tener a Guim, pues dudábamos entre dejar que le pincharan una sola dosis intramuscular o darle nosotros la vitamina K por vía oral y evitarle el pinchazo.

No transmitir las caries al bebé

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El problema de las caries no depende exclusivamente de una buena higiene bucodental, o al menos no solo de la higiene de bebés y niños. Las caries pueden contagiarse, y por ello los mayores hemos de llevar cuidado en no transmitir las caries al bebé o a los niños.
Por ello es muy importante prevenir las caries, no solo a partir del momento en que salgan los primeros dientes, sino incluso mucho antes: la prevención de la caries empieza cuando la mujer embarazada y su pareja cuidan su dentadura, tratan sus caries, siguen una dieta sana y tienen una higiene dental correcta.
La caries es una enfermedad infecciosa de los dientes que se puede transmitir. En la boca se puede producir, por falta de higiene y exceso de azúcares en la dieta, una proliferación de las bacterias que producen la caries, y si estas bacterias se transmiten al recién nacido, ya están ·colonizando la boca” y se le pueden producir caries, incluso en los primeros dientes.
Por ello la Asociación española de Pediatría recomienda a padres y cuidadores estas medidas de higiene básicas con el fin de evitar trasmitir las bacterias productoras de caries a los bebés:
- Tener una buena higiene dental.
- No compartir utensilios con el niño como vasos, cucharas o cepillos de dientes.
- No limpiar el chupete en la propia boca para pasárselo al niño.
- Usar chicles de xilitol que disminuyen el número de bacterias en la boca de los adultos.
Además, para disminuir los azúcares en contacto con los dientes es recomendable no dejar nunca dormir al niño con un biberón de leche o de cualquier otro líquido azucarado para evitar la caries del biberón, y mejor darle la comida en brazos. Por supuesto, tampoco mojar nunca el chupete en azúcar, miel, líquidos dulces…
Como vemos, los consejos para el cuidado de los dientes de leche empiezan antes de que haya salido ese primer diente y dependen de la higiene y los hábitos de los padres. De este modo no transmitir las caries al bebé es mas sencillo, y potenciamos los buenos hábitos de higiene bucal que en el futuro ellos aprenderán de nosotros.

Mitos sobre el recién nacido

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La cultura popular transmite ciertos mitos, que de ciertos no tienen nada precisamente. Se trata de creencias sin asidero que llegan a oídos de la mamá primeriza de boca de su madre, de abuelas, tías, amigas y otras mujeres de la comunidad.
Por eso, vamos a desentrañar esos mitos y supuestos, para que al llegar el recién nacido, sea la verdad la que te guíe.
No es importante esterilizar el chupete cada vez que se cae, los bebés tienen un sistema inmune más frágil, pero capaz de combatir algunas bacterias que ingresan al organismo. Y de todas formas, es en las manos donde más bacterias tienen, las cuales no esterilizamos nunca. Sólo en prematuros hay que tomar medidas extremas de higiene.
Es cierto que después de comer, los bebés necesitan eructar para expulsar el aire que tragaron al alimentarse, especialmente si toman biberón. Pero no hace falta pasarse una hora dando golpecitos. Con colocarlo en forma vertical y frotar su espalda por dos minutos es suficiente. Si no eructa, es porque no lo necesita.
Es cierto que la rutina de sueño ayuda al bebé, pero no tiene que ser un horario estricto el de cumplimiento de esa rutina. No todos los bebés duermen lo mismo, de la misma manera y a la misma hora.
Si el niño come bien, coge peso, duerme bien y no le ocurre nada, no es necesario llevarlo al pediatra. No obstante, cada Comunidad Autónoma tiene su plan de vacunación y las primeras visitas de control se realizan coincidiendo con las vacunas, más seguidas en los primeros dos meses y luego más espaciadas.
Por último, circula el mito de que la fiebre es signo de que el niño está creciendo. No es verdad: la alta temperatura significa infección, así que presta atención y consulta al médico si la fiebre no cesa. No es algo para pasar por alto.

¿Viene un bebé en camino? Prepare a su mascota

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Los padres tienen meses para prepararse para la llegada de un bebé. Expertos dicen que en el conteo regresivo también debería incluirse la preparación de las mascotas.
Un bebé cambia todo para una mascota, desde como luce, huele y suena su casa, hasta cuáles son las reglas.
Los perros de energía baja, amigables y sociales son las mascotas más adaptables, mientras que los perros independientes, excitables, curiosos, que exigen mucha atención, son los menos adaptables, dijo Sophia Yin, veterinaria de San Francisco y experta en comportamiento animal.
"Los perros pequeños pueden ser más celosos y más bruscos", señaló Lynn Sullivan, administrador de programa de salud comunitaria de The BirthPlace (El Lugar de Nacimiento) en el Centro Médico y Hospital Ortopédico Santa Mónica-UCLA.
Cuando Saya Barrett se enteró que ella y su esposo Jack iban a tener un bebé, a ella le preocupó que su perro caniche, Latte, de cinco años y 6,80 kilogramos (15 libras), se pusiera celoso.
En lugar de ello, comentó Barrett, Latte "fue curioso. El podía escuchar los pequeños ruidos de la recién nacida acostada en su cuna, pero no sabía de qué eran o de dónde venían; aunque pronto se dio cuenta. Hizo lo que cualquier otro perro confundido hubiera hecho: miró a su alrededor, olfateó y pronto la encontró en su cuna".
Casi inmediatamente, dijo Barrett, ellos supieron que "Latte sería un buen hermano mayor" para Aila, ahora de cuatro meses. "Latte es muy bueno con ella. Le lame las manos y pies si estamos sentados junto en el sofá".
Aunque Latte se adaptó fácilmente, Yin dijo que realizar algunos cambios antes de la llegada del bebé puede ayudar a una mascota y disminuir las ansiedades de los nuevos padres.
Quizás su perro necesite aprender algunas órdenes básicas como siéntate, abajo o quédate ahí, indicó. Si su perro está acostumbrado a saltar en su regazo o sobre un mueble, se deben establecer límites nuevos antes de que llegue el bebé a la casa. Quizá usted tenga que mover la caja de arena sanitaria de su gato para hacer espacio para una cuna.
Si el perro no se siente cómodo alrededor de visitantes, agregue algunas actividades sociales como visitas al parque para perros.
Usted puede adquirir discos compactos o grabaciones por internet de sonidos de bebés, incluidos ruidos de sonajas y llanto, apuntó Yin. Relacionar los ruidos con premios hará que sea más fácil aceptar al recién llegado.
Utilice talco, champú y loción para bebé antes de que éste nazca. Mientras esté el bebé aún en el hospital, tome una camisa o cobija que haya utilizado el bebé y haga que su mascota se familiarice con el olor, dijo Sullivan.
Una visita al veterinario asegurará que las mascotas no tengan pulgas, parásitos u otros problemas, pero las propietarias de gatos que estén embarazadas deben protegerse además contra la toxoplasmosis, señaló Sullivan. El parásito que la causa se encuentra más frecuentemente en las heces fecales del gato, así que hay que utilizar guantes o que alguien más cambia la arena de la caja sanitaria.
Los gatos pueden ser una mascota ideal para los nuevos padres ya que frecuentemente no prestan atención al bebé, pero también son curiosos y pueden saltar y arrastrarse, dijo Sullivan, recordando un incidente de cuando su hijo, ahora adulto, era un infante y su gata no se mantenía fuera de la cuna. "Cuando arañó al bebé, ahí se acabó el asunto". Ella encontró inmediatamente una nueva casa para la gata.
"Los bebés están indefensos", dijo Sullivan. "No importa que tan bonachona sea, nunca deje a ninguna mascota con un bebé", agregó.
Yin dijo que cuando habla sobre gatos y bebés, siempre surge la misma pregunta: ¿puede un gato succionar la vida a un bebé al tratar de lamer leche de la cara del infante? No es verdad, dice la especialista: "los gatos no succiona el aire de un recién nacido, pero les gusta arrimarse a un cuerpo cálido buscando abrigo".
A los gatos no les gusta las superficies pegajosas, así que mantenga alejados a los gatos de una cuna, cubra el exterior con papel adhesivo o cinta de doble cara.
Cuando los bebés comienzan a moverse y a gatear, eso representa nuevos retos para los animales, especialmente para perros temerosos.
"Su primera respuesta es huir", dijo Yin. "Siempre y cuando puedan hacer eso, está bien. Pero cuando el objeto sigue yendo hacia ellos y los acorrala, podrían volverse a la defensiva", indicó.
Aunque la mayoría de los perros aceptarán sus nuevos papeles de camarada y protector, dijo Yin, podría haber razones por las cuales no puedan, o no quieran.
Quizá tenga usted un perro viejo con artritis. Que un niño pequeño se le abalance podría ser doloroso para el perro. Los perros también podrían increparse en respuesta a comportamiento tosco e incluso mezquino de los niños, como escupirlos o luchar con ellos. Si un perro desea algo con ansia sin razón evidente o no se inclina para que el niño lo abrace, eso podría ser una señal que el perro se siente estresado por la presencia del pequeño, dijo Yin.
"Algunos niños son muy agresivos con animales y necesitan aprender temprano cómo tratarlos", señaló.
Las madres primerizas podrían además considerar contratar alguien para que pasee al perro o incluso una guardería para perros para que todos tengan un respiro, indicó Yin.
Finalmente, no tenga un bebé y un cachorro al mismo tiempo . "Eso", agregó Yin, "sería como tener gemelos".

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