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miércoles, 18 de abril de 2012

Consejos para una alimentación infantil sana

 

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La alimentación es básica para el correcto desarrollo del niño, y es en la infancia cuando se establecen las bases para una adecuada nutrición el resto de la vida. Aquí os presentamos algunos consejos para una alimentación infantil sana, pequeñas (o grandes) cosas que podemos hacer desde que son pequeños para comer saludablemente en familia.
Y es que hay que procurar una buena nutrición incluso en crisis, estableciendo unos hábitos correctos con el día a día. Hay algunas cosas que podemos hacer para enseñarles a los niños cómo hacer elecciones saludables.
Aquí os ofrecemos el decálogo para una alimentación infantil sana, con los consejos que podemos seguir para que crezcan saludablemente al tiempo que conocerán más el entorno de la alimentación y les hará más autónomos y responsables ante la nutrición.
Involucrar a los niños en la alimentación
Los niños que se divierten y se involucran en las comidas aprenderán de manera sencilla lo que es más sano para ellos. La experiencia de hacer la compra con nosotros, escoger los alimentos, ayudarnos a preparar la comida… les familiarizará con todos aquellos alimentos que son beneficiosos para la salud. Podemos tener un pequeño huerto (si la casa lo permite) o pequeñas plantas aromáticas para que vean de dónde sale la comida.
Podemos jugar a hacer la compra en casa, con nuestro dinero imaginario y visitando la frutería, la pescadería… Hemos de dejar que los niños exploren y aprendan, incluso si escogen alimentos menos recomendables podemos explicarles por qué lo son, por qué es mejor que sean anecdóticos en la dieta (sin excluirlos por completo)…
Hablarles sobre los alimentos
En el colegio ya irán descubriendo nociones sobre hábitos saludables, pero es en casa donde debe empezar esta información, incluso antes de que empiecen a ir a la escuela. Por ello incluso los más pequeños pueden aprender qué es lo saludable y qué no lo es, hasta llegar a leer e interesarse por las etiquetas y a hacer elecciones saludables.
Hablando con ellos, explicándoles por qué son mejores unos alimentos que otros, por qué una alimentación sana y equilibrada les hará más felices, irán adquiriendo buenos hábitos y comprendiendo por qué lo hacen.
Tentempiés y meriendas saludables
Todos hemos recurrido a los zumos envasados o a los gusanitos en alguna ocasión, pero hacer de ello una costumbre puede repercutir negativamente en la salud de los pequeños. Por ello es importante ofrecer snacks y meriendas más saludables, optando por frutas y verduras, zumos naturales, bocadillitos, yogur… En definitiva, tentempiés bajos en grasas y azúcares.
Las chucherías no están prohibidas, pero han de ser consumidas de manera ocasional. Existen muchas alternativas a las chucherías que a los niños pueden parecerles realmente apetecibles, es cuestión de probar y dejarles que escojan de entre esos snacks más saludables los que más les gustan.
Una dieta variada
La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestro menú diario y semanal. La variedad en la alimentación es tan importante porque no existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo: cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo.
Para gozar de buena salud, nuestro organismo necesita de todos ellos en cantidad adecuada. La pirámide de la alimentación quiere representar esta variedad.
Cocinar saludablemente
De nada sirve llenar nuestra despensa de alimentos variados y saludables si no los preparamos adecuadamente y por ejemplo utilizamos los fritos en exceso, o empleamos demasiada sal en la elaboración de los platos…
También hay ciertos nutrientes que, como las vitaminas, son muy delicados y requieren de nuestro cuidado para no ser destruidos, tanto en el momento de la preparación, como en el de la cocción. Como el calor y otros factores destruyen ciertas vitaminas y minerales, alterando así el valor nutritivo de los alimentos, hemos de tener en cuenta las características de cada alimento para no cocinarlos en exceso.
El baño maría, la cocción al vapor, la plancha, las frutas y verduras crudas y bien lavadas o peladas… son opciones que se deben incorporar en la dieta familiar.
Cinco comidas al día
Aunque es normal que los mayores nos saltemos alguna de estas citas importantes al día, los expertos en nutrición recomiendan realizar como mínimo, cinco comidas al día. Por lo tanto, lo ideal sería seguir la siguiente distribución: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena, y hemos de procurar que así sea para nuestros hijos. El desayuno es de especial importancia y no se puede suprimir para que los niños empiecen el día con energía.
Seamos su ejemplo
De nada sirve hablarles de lo buenas que son las frutas y las verduras si nosotros, los adultos, no las incluimos en nuestra dieta. Creo firmemente que, cuando los pequeños ya pueden comer de todo, lo mejor es que toda la familia tenga el mismo menú (en todo caso, con ligeras variaciones, y por supuesto en cantidades diferentes).
Si les mostramos que comemos saludablemente, haciendo esto de manera constante, ellos verán cuál es el modo habitual y “normal” de comer, a lo largo de los años y llevarán esos hábitos a su vida adulta y a las próximas generaciones.
Comamos en familia
El ritmo de vida actual no siempre lo permite, pero la hora de comer en familia es muy importante, sirve para disfrutar de la comida saludable, educándolos indirectamente con nuestro ejemplo, y fomentar la comunicación con nuestros hijos.
Alrededor de la mesa, además, se aprende hábitos como el lavado de manos, los buenos modales, la tranquilidad mientras se come… La televisión es un enemigo de la comunicación a la hora de comer.
Alimentación sana, y segura
La alimentación saludable se entiende como el conjunto de consejos para lograr una nutrición sana, pilar de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, pero también segura, exenta de riesgo para la salud.
La compra, manipulación y cocinado de alimentos ha de seguir todas las normar de higiene para un consumo seguro, no se ha de romper la cadena de frío en los alimentos refrigerados, hay que lavarse bien las manos y los utensilios a la hora de cocinar…
Busquemos el cambio
Podemos contribuir a que el entorno sea más adecuado para una alimentación infantil sana. Podemos reclamar al colegio que ofrezcan menús más saludables en los comedores escolares, que no haya snacks perjudiciales para la salud al alcance de los niños o que no se repartan en las fiestas…
Las asociaciones de consumidores también estarán abiertas a nuestras quejas por anuncios de comida basura que consideremos inadecuados, y existen leyes al respecto, ya que la publicidad influye mucho en lo que comen o quieren comer nuestros hijos.
Siguiendo todos estos consejos para una alimentación infantil sana conseguiremos que nuestros hijos se alimenten mejor y sin riesgos innecesarios, con el consiguiente beneficio sobre la calidad de vida y la salud presente y futura de toda la familia.

Consejos para niños deportistas

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El ejercicio físico es fundamental para un crecimiento saludable, y la manera que algunos niños tienen de estar activos es practicando un deporte. Fútbol, natación, judo, gimnasia rítmica… son algunos de los deportes más practicados por los pequeños. Veamos algunos consejos para los niños deportistas que les ayudarán a estar en forma y beneficiarse del ejercicio que hacen habitualmente.
Para los niños en general una alimentación variada es necesaria, pero si el niño hace deporte hay que llevar especial cuidado en que reciba los nutrientes necesarios para realizar el esfuerzo sin que les falte energía. Se puede tener un pequeño diario de entrenamientos y alimentación para poder controlar mejor sus reacciones ante la sesión de entrenamiento.
Esto puede ayudar a mejorar hábitos y el niño se va fijando en sus pautas alimentarias, si le sienta mal alguna comida, si necesita más líquidos… Estos son los puntos fundamentales que ha de seguir el niño deportista:
Que esté bien alimentado durante todos los días de la semana, porque de ese modo durante su sesión de entrenamiento su cuerpo tendrá recursos que provienen de almacenes de nutrientes de más de un día. Por supuesto, ha de comer bien los días en que practique deporte, pero ha de consumir alimentos sanos también el resto de días.
Si el niño está bien hidratado es la mejor forma de evitar mareos y calambres. Sus músculos estarán bien hidratados, más flexibles y pasará menos calor. Han de hidratarse antes, durante y después del ejercicio físico. El sudor expele hierro, calcio y minerales que se reponen con una adecuada alimentación. No debe esperar a tener sed para beber sino que ha de ir bebiendo con cierta periodicidad.
Los niños deportistas deben evitar las bebidas con gas, con cafeína, caramelos y golosinas antes de las competiciones o entrenamientos, esto tiene efecto rebote y puede acusar una bajada de azúcar. Mejor agua o zumos naturales.
El niño ha de ir descansado y bien motivado a su entrenamiento. El ejercicio en los niños se ha de orientar a mejorar su motivación, su disfrute y su capacidad de relación. Si le angustia o le provoca estrés hay que examinar el planteamiento.
Si el niño padece anemia, lo cual repercutiría negativamente en su rendimiento y su recuperación, hay que consultar al pediatra. También si se encuentra excesivamente cansado o decaído.
No hay que aplicarle dietas específicas de otros niños, ni suplementos de proteínas ni dietas “de entrenador”. Las dietas mal pautadas pueden comprometer el desarrollo y crecimiento del niño.
Si hay competición o entrenamiento, es adecuado que coma entre una hora y media y dos horas y media antes. Esto le nutre y evita que vaya con hambre, al tiempo que dejamos el tiempo suficiente para hacer la digestión. Se recomienda una comida completa, con algo de verduras, proteínas, carbohidratos. Si la competición es larga puede llevar algo de comida ligera por si tiene hambre.
Es importante no saltarse comidas el día de competición o entrenamiento (lo ideal es que los horarios no interfieran en las comidas, dejando el margen del que hemos hablado anteriormente).
La comida de casa suele ser más equilibrada y se controla mejor que si comen fuera de casa.
Se han de evitar riesgos en los deportes infantiles, utilizar el equipamiento adecuado, protectores…
Los padres debemos apoyar e incentivar la práctica deportiva entendida esta como un proceso formativo integral que fomenta la relación social y la integración grupal, y no como una competición.
También debemos ayudarles a ganar con humildad, perder con deportividad y mostrar siempre un respeto por los compañeros y por los rivales.
Además de todos estos consejos, hemos de tener en cuenta que el juego es el mejor ejercicio para los niños y no se deben perder momentos de juego (con los padres, con los amigos…) porque se estarían perdiendo muchos otros beneficios.
Siguiendo todos estos consejos para niños deportistas disfrutarán del ejercicio que contribuirá a su desarrollo de manera completa y saludable. Como siempre, nuestro ejemplo es fundamental, así que nunca es tarde para hacer deporte y seguir todas estas recomendaciones.

Juegos en casa para niños

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Hay días en los que el tiempo no acompaña o en los que no apetece salir. Te proponemos algunos juegos para disfrutar de una tarde en casa. La diversión está asegurada tanto para los niños como para papá y mamá.
Los niños quieren jugar, no importa la hora que sea o el tiempo que haga. Estas algunas propuestas de juegos para toda la familia que podemos preparar en casa.
1. Postales personalizadas
Tanto si estamos de vacaciones como si se acerca un cumpleaños o una fecha especial, será divertido confeccionar unas postales para enviar a amigos y familiares. Necesitamos una cartulina del tamaño de una postal, pinturas y un lápiz o bolígrafo (además de un sobre y sello).
Dejaremos que el niño dibuje lo que quiera, a sí mismo, a toda la familia, un paisaje... Por el reverso, animémosle a contar brevemente cómo lo está pasando, qué hace durante el día, etc. Lo ideal es que el niño nos dicte el texto y, al final, ponga su firma (si ya sabe escribir su nombre).
2. Una casa de cartón
O un coche, un avión... Todo es posible si tenemos una caja de cartón lo bastante grande como para que el niño quepa dentro. Para hacer la casa hay que colocar la caja con la abertura hacia abajo y recortar los huecos de la puerta y las ventanas (lo haremos nosotros).
El niño puede encargarse de decorarla: puede pintar las tejas, la chimenea, macetas con flores, un buzón, etc. Cuando la termine, podrá jugar con ella. Para hacer un coche, la caja se coloca al revés, para que el niño pueda meterse dentro. Él se encargará de dibujar las ruedas, los mandos, etc.
3. Guerra de almohadas
Es una estupenda forma de iniciar el día o de acabar la siesta. Lo ideal es que uno de los padres se alíe en secreto con los niños para sorprender al otro. Es una batalla inofensiva que requiere pocos medios (bastan unos cuantos cojines y almohadas) y grandes dosis de buen humor. Eso sí: al final, los contrincantes deben hacer las paces.
4. ¿Suave o rugoso?
En una bolsa opaca se ponen objetos variados: una esponja, algodón, un guante de fregar, un calcetín, etc. Los niños, por turnos, deben meter la mano en la bolsa, tocar un objeto y adivinar qué es. Cuando lo logren, sacarán el objeto y cogerán otro.
5. Un collage
A los niños les encanta coleccionar cosas y atesorar recuerdos. En verano, conchas y arena de playa, piedras de río, flores secas... En otoño, hojas secas, piñas, fotos... Con todo ello y una cartulina y pegamento podemos ayudarles a confeccionar un bonito mural para colgar en su cuarto.
6. Inventar un cuento
Es más divertido si los padres jugamos con ellos. Alguien empieza la historia y los demás, por turnos, van añadiendo un par de frases hasta completar el cuento. Lo mejor es que un adulto vaya escribiéndolo. El resultado suele ser un cuento muy divertida.
7. ¿En qué animal estoy pensando?
Un niño elige un animal y, sin decírselo a nadie, lo imita a la vista de todos. El que lo adivine ocupará su lugar. Y así sucesivamente. No vale hablar, solo gesticular y hacer sonidos.
8. Un móvil muy original
Se confecciona con objetos de todo tipo que tengamos por casa, siempre que sean pequeños e irrompibles, no pesen mucho, suenen al chocar entre sí y se puedan sujetar con una cuerda. Vale todo: cochecitos de metal, conchas y piedrecitas de mar, un CD inservible... Se anudan uno detrás de otro, formando una hilera, y luego se cuelgan en la terraza, en un árbol del jardín o en casa.
9. ¡Toca disfrazarse!
Es un clásico que no podemos dejar de mencionar pues nunca falla. A los niños les encanta jugar a ponerse en la piel de otros. Mejor que disfraces ya hechos, les gustará disponer de prendas nuestras (pasadas de moda o viejas), accesorios variados (bolsos, gorros, guantes y hasta zapatos) y mucha, mucha bisutería.
10. Juegos de ingenio
¡A ver quién dice más nombres de niña! (o de niño, o de utensilios de cocina, o de profesiones, o de juguetes...). El juego se puede ir complicando según el ingenio de los participantes. Se pueden pedir palabras curiosas, como por ejemplo cosas que quepan en una caja de zapatos, platos que se puedan comer con las manos, animales que no tienen pelo, o cualquier otro acertijo que se nos ocurra.
11. Pisar papeles
Un montón de folios esparcidos por el suelo de una habitación pueden servirnos para que ejerciten su sentido del equilibrio. Los niños han de atravesar el cuarto saltando de hoja en hoja, sin que los pies toquen el suelo. Podemos ir separando los papeles cada vez más.

¿Cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?

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Lo que más desea un padre es que su hijo crezca y se desarrolle con buena salud, eso nadie lo duda. Pero también es importante saber que es durante los primeros años de vida cuando nuestro sistema inmunitario se encuentra en proceso de aprender a defender el organismo frente a virus y bacterias que atacan nuestro cuerpo, y una de esas defensas son las anginas.
Las anginas, también conocidas como amigdalitis, es uno de los primeros motivos de consulta pediátrica, además de una de las causas más frecuentes de cirugía infantil. Pero en la actualidad no existe un criterio unánime a la hora de decidir qué niños podrían beneficiarse de la extirpación de las anginas. Según esto, mucho padres se preguntarán entonces ¿cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?.
Es verdad que hace algunos años se eliminaban sin ningún tipo de problema, al mínimo indicio de inflamación, pero recientemente este entusiasmo ha ido decreciendo debido principalmente a que, al contrario de lo que se cree popularmente, las anginas cumplen una importante misión como parte del sistema inmunitario de nuestro organismo.
¿Qué son las amígdalas?
Las amígdalas son masas de tejido linfoide; es decir, que sus funciones están relacionadas con la limpieza y la defensa del cuerpo humano, ya que contienen células que producen anticuerpos útiles en la lucha contra infecciones. Tienen forma ovalada, son carnosas y de tamaño grandes, estando situadas en la pared lateral de la parte más posterior de la boca, a cada lado de la garganta.
Por tanto, la amigdalitis o anginas, es la inflamación de estas masas. Existen muchas causas, virus y bacterias altamente contagiosas, para la amigdalitis, siendo la bacteria Streptococcus pyogenes la causa más común de la amigdalitis. Pero también puede ser causa de amigdalitis el Citomegalovirus o el virus Herpes simple.
Debemos saber que tener las anginas inflamadas es algo muy normal en los niños pequeños. Si nuestro hijo tuviera anginas, notaríamos que presenta fiebre alta, dolor de garganta intenso (que podría también influir en los oídos, dificultando el abrir y cerrar la boca), dificultades para tragar y dolor de cabeza. Si le pedimos que abra la boca, podríamos ver cómo su garganta se vuelve de un color rojizo, pudiendo observar unas anginas muy grandes, sensibles al tacto y al contacto con los alimentos o los líquidos, y recubiertas por placas (unas manchitas o puntos de color blanco-amarillento que recubren la superficie de las amígdalas).
Tratamiento
En la mayoría de los casos, los niños que presentan amigdalitis o bien remiten de forma espontánea (en especial en niños menores de tres años) o, en caso contrario, reciben un tratamiento a base de antibióticos que suele funcionar bastante bien, no siendo preciso plantearse la cirugía para su eliminación permanente.
No obstante, cuando el pequeño no supera aproximadamente seis episodios repetidos de anginas habiéndose tratado con antibióticos y siguiendo las indicaciones del médico pediatra durante un año, se suele recurrir al especialista para que evalúe la gravedad del caso y concluir si el niño precisa una intervención quirúrgica o no. Es muy importante comprobar que la inflamación es de origen bacteriano y que se ha tratado correctamente con medicamentos.
Por otro lado, los problemas de obstrucción respiratoria, causados por un crecimiento exagerado de las amígdalas, también son causa de preocupación para los padres, y también suelen preguntar a los médicos si es idóneo operar a sus hijos. El aumento del tamaño de las amígdalas ocasiona que el niño ronque, pueda tener apnea obstructiva del sueño o dificultades al tragar. No obstante, debe ser el especialista siempre quien valore si el tamaño de las anginas es en verdad demasiado grande o puede considerarse normal.
Esta duda referente al tamaño de las anginas radica en que éstas son relativamente más grandes durante los primeros años de la vida. Por ello se suele aconsejar a los padres posponer la cirugía hasta los cinco o seis años, ya que es cuando suele darse una disminución del tamaño de las anginas.
Entonces… ¿cuándo se opera?
Actualmente la tendencia es operar sólo cuando es estrictamente necesario, dando prioridad a aquellos casos que no responden a los medicamentos, aunque entre comunidades autónomas el criterio también difiere.
La operación de anginas, llamada amigdalectomia, no dura más de 5 minutos, pero nuestro hijo deberá permanecer una media hora en quirófano para llevar a cabo el proceso quirúrgico necesario. Generalmente se podrá ir a casa de alta el mismo día, pero en ocasiones se recomienda la hospitalización mínima hasta el día siguiente para observar la evolución.
Si se han dado puntos de sutura, el pequeño podrá comer con total normalidad; en caso contrario, deberá seguirse una dieta especial. Además, en ambos casos, se recomienda evitar las comidas calientes y duras (¿os acordáis cuando nos decían nuestros amigos que se operaban de anginas que no paraban de darles helados después de la operación?).
A lo largo de la primera semana después de la operación se llevarán a cabo controles médicos para comprobar que todo ha ido según lo previsto. Poco a poco el niño empezará a recuperar el apetito y normalizará el sueño; además, al haber cambiado la resonacia de la boca al extraer las anginas, la voz también se irá normalizando poco a poco.
En conclusión, podríamos decir que ante la pregunta que se plantean muchos padres sobre ¿cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?, la respuesta es la siguiente: cuando el médico lo considere extrictamente necesario, ya que las amígdalas cumplen una función muy importante en nuestro organismo, y no hay que olvidar que la salud de nuestros hijos es importantísima.

10 claves para elegir colegio

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Sin darnos cuenta, ya ha cumplido tres años y en unos meses empezará a ir al colegio. ¿Sabes ya a cuál? Es una decisión importante, allí pasará la mayor parte de su tiempo, realizará gran parte de sus aprendizajes, se desarrollará en todos los aspectos y consolidará sus vínculos.
Elegir colegio puede ser un dilema para los padres, ya que es difícil escoger centro ante la amplia oferta educativa que existe: ¿bilingüe?, ¿religioso?, ¿ escuela pública o privada?, ¿el de al lado de casa o ese tan bueno con un método pedagógico propio que está muy lejos? Te ayudamos a elegir.
Las 10 preguntas que debemos hacer antes de elegir colegio
1. ¿Cuál es el proyecto educativo del centro?
La forma en que transmiten los conocimientos en el colegio: qué método de aprendizaje utilizan y si tienen alguna orientación pedagógica concreta. También es bueno tener referencias sobre los puntos fuertes del centro: si destaca por su formación musical, nuevas tecnologías, literatura, deportes, oratoria...
Si se trata de un método pedagógico alternativo, los padres tienen que comprobar primero que está certificado por el Ministerio de Educación, implicarse más en el seguimiento de los estudios y comprobar que en cada etapa se cumplen los objetivos que marca el ministerio.
2. ¿Cuántos alumnos hay por clase?
Lo normal son 20 o 30 alumnos por aula. Claro que, si el colegio cuenta con clases más reducidas, es un punto a su favor, porque la atención al niño será más personalizada.
3. ¿A qué distancia está el colegio?
Es importante tener cuenta este aspecto, porque depende de dónde esté tendrán que coger transporte o no. Además, si hay que ir a recogerlo, estará supeditado a nuestro horario de trabajo. Sin embargo, no es determinante, porque a veces compensa lo que nos ofrece el colegio aunque esté más lejos. Todo depende de las preferencias de los padres.
4. ¿Qué importancia le dan a los idiomas?
¿Es un centro bilingüe?, ¿ofrecen otros idiomas, a parte de inglés y español? Un punto fundamental en la preparación del niño, que ha dejado de ser exclusivo, porque ahora también existen colegios públicos bilingües.
5. ¿Cuál es el ideario del colegio?
Cuáles son las líneas morales, religiosas e ideológicas del centro. Estas deben adaptarse a la educación que queremos dar a nuestros hijos y a nuestras creencias, para que no haya contradicciones.
6. ¿Cómo es el día a día en el centro?
Para ello, nada mejor que visitar el colegio, ver cómo son las clases, informarte de cómo distribuyen el tiempo, hablar con otros padres que tienen ahí a sus hijos sobre su experiencia… En definitiva, ver en vivo y en directo cómo van a estar los niños en la escuela.
7. ¿Incluye comedor?
Y si es así, ¿qué tipo de alimentación ofrecen? Más allá de los conocimientos que pueda adquirir en el colegio, una dieta sana y equilibrada es determinante para la salud y el desarrollo del niño.
8. ¿Qué actividades extraescolares ofrece?
Las actividades extraescolares son importantes para que el niño pueda desarrollar otras competencias y habilidades. Presta atención a sus gustos y a la oferta del centro.
9. ¿A qué hora salen del colegio?
Los horarios del centro deben ser compatibles con el trabajo y actividades de los padres, para que el niño pueda estar bien atendido y no haya nunca problemas a la hora de recogerlo.
10. ¿Ofrece buenas instalaciones?
Hay que tener en cuenta las herramientas con las que cuenta el centro, sobre todo las nuevas tecnologías, como ordenadores y pizarras electrónicas, con las que el niño va a crecer y serán determinantes en su futuro.

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