Búsqueda personalizada

jueves, 3 de noviembre de 2011

Placenta Previa

 

8

¿Qué es la placenta previa?
I'raevia es un término latino que significa «delante del camino». La placenta previa es una placenta que se encuentra insertada, anormalmente, en la parte baja del útero, cerca del cuello, y que en consecuencia constituye un obstáculo para la abertura del mismo; un obstáculo «delante del camino» del feto.
Durante el embarazo, esta placenta situada en una zona anormal tenderá a producir contracciones y a sangrar por efecto de las mismas. Así pues, el riesgo es doble: hemorragia y parto prematuro. Afortunadamente, el tratamiento (reposo, medicamentos que calman el útero) suele ser eficaz.
En el parto, la placenta previa sangrará, entorpecerá la abertura del cuello del útero y podrá constituir un obstáculo en el descenso del niño. En los casos difíciles, el médico no dudará en recurrir a la cesárea, la cual resolverá todos los problemas.
Su diagnóstico es fácil, y se basa en la ecografía, que visualiza la placenta y precisa su ubicación exacta.

Embarazo de Gemelos

7

¿Es posible saber si espero gemelos?
Si me planteas esta pregunta es sin duda alguna porque ha habido gemelos en tu familia o en la de tu marido. En efecto, hay más probabilidades de tener gemelos si ya se han dado casos en el pasado, pues se trata de un carácter hereditario que multiplica por dos o tres la probabilidad de tenerlos.
Aparte de ese factor familiar, el concebir gemelos se debe habitualmente al azar (uno de cada cien embarazos); la causa es, bien la división en dos de un único huevo, lo que es muy raro y da lugar a Sos gemelos propiamente dichos, o bien —con mucha mayor frecuencia— a la fecundación de dos óvulos distintos por dos espermatozoides distintos, lo cual da lugar a los falsos gemelos, o mellizos, que no se parecen más entre sí que los hermanos y hermanas procedentes de distintos embarazos.
Parece ser que ciertos tratamientos utilizados para luchar contra la esterilidad favorecen la concepción de mellizos, incluso trillizos o cuatrillizos, si bien se ha exagerado mucho ese riesgo, pues tal embarazo sólo sigue produciéndose en casos excepcionales.
Se sospecha la existencia de gemelos cuando el útero alcanza un volumen anormalmente grande (lo cual es lógico, pues contiene dos fetos en lugar de uno). El médico puede reconocer, por medio de una palpación minuciosa del útero, las dos cabezas de los niños, y oír los latidos de ambos corazones con una atenta auscultación.
De hecho, el modo más sencillo de detectar un embarazo de gemelos es la ecografía, ya sea efectuada en modo sistemático en el curso del primer trimestre, o bien requerida ante el desmesurado tamaño del útero. La ecografía muestra con claridad los dos fetos y los dos huevos (con menos frecuencia, un sólo huevo) y, repetida, permitirá controlar la vitalidad de cada uno de ellos.
Quisiera agregar que un embarazo de gemelos suele terminar antes de la fecha prevista para el alumbramiento, dada la gran distensión del útero, lo que da lugar al nacimiento de niños prematuros, cuyo escaso peso puede a veces plantear problemas de crianza. Por otra parte, el mismo parto es más largo y laborioso que un parto ordinario.
Por todas esas razones, el embarazo de gemelos se considera arriesgado, y debe estar sujeto a una vigilancia especial. El parto deberá tener lugar en una maternidad moderna, que cuente con un centro de prematuros o tenga alguno cerca.

La Placenta

5

¿Qué es la placenta?
La placenta es el lazo de unión entre tu hijo y tú. Por poner un ejemplo, yo diría que la placenta es a! niño lo que las botellas de oxígeno al submarinista; el cordón umbilical representaría el tubo que une al buceador con las botellas. En realidad, la función de la placenta es mucho más compleja, pues no sólo se trata de administrar oxígeno al niño, sino asimismo de proporcionarle todos los elementos nutritivos que necesita.
Desempeña además otros muchos papeles complejos, puesto que a partir del tercer mes del embarazo fabrica notables cantidades de hormonas (foliculina y progesterona), destinadas a asegurar la prosecución del embarazo.
En el momento de su expulsión, la placenta se presenta como una gruesa torta más o menos regular, de unos veinte centímetros de diámetro y con un peso de unos quinientos gramos. Presenta dos caras: una cara lisa y brillante, la cara fetal sobre la que se inserta el cordón umbilical y que estaba en contacto con el líquido amnióiico, y otra rugosa, rojiza, que era la que se hallaba insertada contra la pared del útero. Alrededor de la placenta se insertan las membranas que rodeaban al niño y al líquido amnió-lico, saco contenido a su vez en el útero. El fondo de ese saco es lo que constituye la bolsa de las aguas cuando el cuello comienza a abrirse.
La placenta tiene una constitución mixta; proviene a medias del huevo y del útero. Esas dos mitades, en forma de semicírculo, se hallan muy pegadas la una a la otra, y la placenta se encuentra así lijada en la pared del útero, en general en la parte más alta. Se une al ombligo del feto por medio del cordón umbilical, que flota en el líquido amniótico.
Constituye pues un órgano indispensable para el crecimiento del niño; le sirve al mismo tiempo de pulmones, de hígado, de glándulas secretoras, etc. Durante el embarazo, si el médico te pide análisis para verificar el nivel de hormonas es a fin de asegurarse del buen funcionamiento de la placenta, puesto que, como hemos visto, ésta segrega hormonas.
En el momento del nacimiento, cuando el niño sale al exterior, permanece unido a la placenta (que sigue en el interior del útero) por medio del cordón umbilical. El partero secciona el cordón de inmediato, o tras unos minutos. Quince o veinte minutos después de la salida del niño, la placenta se despegará espontáneamente, y será extraída de la vagina por el médico; es lo que se denomina expulsión.
La expulsión es pues la salida de la placenta y de la porción de cordón umbilical que permanece unido a ésta después de la salida del niño. Va acompañada de una ligera hemorragia, que corresponde al desprendimiento de la placenta y que no rebasa los doscientos centímetros cúbicos.

Alumbramiento - que hacer si se pasa la fecha

1

¿Qué hacer si me paso de la fecha prevista para el alumbramiento?
No debes inquietarte. Como ya te he explicado, la fecha fijada por el médico no es sino orientativa.
Lo único que debes hacer es consultar al médico, a fin de que pueda tomar las decisiones que juzgue oportunas.
Rebasar en algunos días la fecha prevista para el parto (lo que los médicos denominan «salir de cuentas») es un fenómeno bastante frecuente y sin gravedad alguna. Por el contrario, si el retraso es superior a ocho días, el médico llevará a cabo una especial vigilancia, pues una prolongación anormal del embarazo es desfavorable para el niño.
Sin embargo, el problema consiste en saber si se ha rebasado realmente el embarazo más allá de los nueve meses, eventualidad muy rara, o bien —lo que resulta mucho más frecuente— si se trata de un error en el cálculo de la fecha del parto (dado el gran número de variaciones posibles en la determinación de la fecha exacta de la ovulación).
Ese riesgo justifica la realización, por parte del médico, de un cierto número de controles, a fin de detectar un comienzo de sufrimiento del niño, único testimonio de un embarazo anormalmente prolongado.

La Fecundación

1

El aparato genital femenino está constituido por los ovarios, que generan las células germinales (ovocitos); las trompas de Falopío, donde sé produce la fecundación; el útero, donde se implanta el embrión para su crecimiento; y la vagina, el sitio donde se lleva a cabo la cópula.
El ciclo femenino empieza con la menstruación, que es la caída del endometrio (cubierta interna del útero), y posteriormente comienzan a crecer los folículos en el ovario, en el interior de los cuales hay un ovocito madurando. Cuando éste alcanza el desarrollo, alrededor del día 14 del ciclo, tiene lugar la ovulación, es decir la salida del ovocito del ovario, que en los siguientes catorce días fabricará hormonas para preparar el endometrio por si se llega al embarazo.
En el caso de que no lo hubiera, la producción hormonal baja y el endometrio, por falta de mantenimiento, vuelve a caer, produciendo consecuentemente una nueva menstruación. Vale aclarar que el ovocito está cubierto por una estructura no celular que se llama membrana pelúcida y por un grupo de células denominadas "del cumulus".
En una relación sexual el semen es depositado en el fondo de la vagina. Aquí los espermatozoides se separan del plasma seminal y migran hasta el cuello uterino si tuviese las condiciones adecuadas, ya que eso sólo ocurre en los días próximos a la ovulación. Luego los espermatozoides ascienden por el tracto genital femenino hasta encontrarse, en el tercio externo de la trompa de Falopio, con los ovocitos.
La mayoría de los espermatozoides libera enzimas que permiten disociar las células del cumulus, que luego se unirán a la membrana pelúcida, y uno la penetrará para tomar contacto con el ovocito y activarlo. De ese espermatozoide se constituye el llamado pronúcleo masculino, que tiene 23 cromosomas, mientras que el ovocito aportará el pronúcleo femenino, que posee la misma cantidad. La unión de ambos cromosomas permite la formación de una célula de 46 cromosomas, característica de la especie humana. Luego ese embrión crece en número de células por sucesivas divisiones, viaja por el aparato genital femenino y tres o cuatro días después de la fecundación ingresa al útero, donde se implanta en el endometrio al séptimo día posterior a la fecundación.
Sin embargo, como dijimos en un principio, existe un gran número de parejas que no pueden materializar el embarazo por diferentes factores. Estos son las más importantes: -Factor espermático: la calidad y la cantidad de semen puede ser deficiente en cantidad, movilidad y forma de los espermatozoides. -Factor ovulatorio: hay fallas en la ovulación por diferentes motivos.
-Factor útero-tubo-peritoneal:
tanto el útero y las trompas de Falopio, como la cavidad pelviana, deben preservar sus condiciones anatómicas y funcionales para permitir el embarazo.
-Factor espermomigración-fertilización: Las fallas en este punto pueden deberse a un mal estado del espermatozoide (factor masculino) o a fallas en el moco cervical (factor femenino). Habitualmente se efectúa el test postcoital, que consiste en el análisis del moco cervical en fecha ovulatoria -luego de varias horas de una relación sexual- para buscar número y calidad de espermatozoides.
-Factor psicológico: los órganos reproductivos reciben influencias del sistema nervioso central. En este caso, una vez que se haya descartado cualquier otra causa, el tratamiento debería ser mo-nitoreado por un psicólogo.
-Factor genético: los matrimonios con esterilidad deberían realizarse estudios cromosómicos para descartar esta posibilidad. Si bien no hay una terapéutica que pueda revertir sus características genéticas, es muy útil para el pronóstico y el enfoque del tratamiento. Cuando no se consiguió diagnosticar la causa, la problemática es catalogada como ESCA (Esterilidad Sin Causa Aparente). En estos casos, así como cuando fracasaron los tratamientos convencionales, se debe recurrir de manera indefectible a las técnicas de fertilización asistida para poder lograr el embarazo.

Actividad sexual y embarazo

6

La actividad sexual en el embarazo ha sido objeto de varios estudios en los últimos años. Cabe citar los de: Masters y Johnson, sobre una muestra de 101 mujeres encinta; Solberg, sobre 260 mujeres; Pasini, sobre 100 mujeres, y Vellay, sobre otras 100.
Con todo, el más importante es el realizado por Schebat en el hospital internacional de la universidad de París, sobre una muestra de 272 mujeres embarazadas, del cual se han tomado los datos siguientes:
1. Promedio de edad de las mujeres encuestadas: 28 años.
2. Nivel de escolarización: estudios medios y superiores.
3. Frecuencia media de relaciones sexuales en el año anterior al embarazo:
— de 20 a 24 años: 3,86 coitos por semana;
— de 25 a 29 años: 3,05 coitos por semana;
— de 30 a 34 años: 2,25 coitos por semana;
— más de 35 años: 2,50 coitos por semana.
4. Frecuencia media de relaciones en el curso del embarazo:
— primer trimestre: 2,82 coitos por semana;
— segundo trimestre: 2,74 coitos por semana;
— séptimo y octavo mes: 1,87 coitos por semana;
— noveno mes: 0,76 coitos por semana.
5. Porcentaje de mujeres que hayan tenido al menos un contacto sexual en el último mes del embarazo: 58 %.
Tales cifras muestran una disminución de la frecuencia de relaciones sexuales a medida que avanza el embarazo, y asimismo en relación con la frecuencia antes del embarazo. Los estudios de Solberg y de Pasini apoyan dicha conclusión; no ocurre así con los de Masters y Johnson, que hablan de un aumento de la frecuencia en el segundo trimestre del embarazo. Por otra parte, las multíparas mantienen durante más tiempo su frecuencia normal, en contraposición a las primerizas.
Los casos, se da un paralelismo entre la frecuencia de coitos antes del embarazo y durante el mismo: «Las mujeres sexualmente muy activas fuera del embarazo —contacto sexual una o varias veces al día— mantienen una actividad y una frecuencia superiores a la media hasta bien avanzado el mismo. Por el contrario, las que sólo tienen contacto sexual una o dos veces por semana cesan en su actividad sexual bastante pronto, no manteniendo, prácticamente, relaciones sexuales a partir del séptimo mes».

El embarazo también puede disminuir el deseo sexual

3

El embarazo puede asimismo disminuir el deseo sexual
Muchas mujeres sufren, por el contrario, cierta inhibición sexual que les hace apartarse de su marido- Dicha inhibición puede tener diversas causas.
Muy a menudo, se apoya en el temor, tal vez inconsciente, de que el acto sexual pueda resultar peligroso para el niño o para el útero.
Por otra parte, la inhibición sexual se explica por el hecho de que, absorbida por el futuro nacimiento, la mujer encinta tiene tendencia a devenir más madre que esposa y, ya volcada hacia el futuro bebé, a descuidar a su marido.
Finalmente, las dificultades sexuales pueden traducir un rechazo más o menos inconsciente del embarazo, ya sea por las consecuencias físicas que^acarrea (el abultado vientre, las grietas, el paño, etc.), o bien porque el niño no sea deseado, lo que provoca en la madre agresividad o sentimiento de culpa.
En cualquier caso, la mujer buscará inconscientemente, mediante el rechazo del acto sexual o del orgasmo, castigarse o castigar al marido, responsable de su estado.
La actitud del marido es determinante, pues amplificará las tendencias espontáneas de su esposa. Tierno y atento, sabiendo demostrarle que sigue estando tan deseable como antes —si no más—, el hombre contribuirá al completo goce de su compañera, cuya sexualidad podrá alcanzar cotas jamás sospechadas fuera del embarazo.
Si por el contrario se muestra distante o reticente, favorecerá los factores inhibitorios y de infravaloración expuestos anteriormente.
La mujer embarazada tiene con frecuencia dos vías a su disposición: la triunfal —que conlleva el goce moral, físico y sexual— y la desastrosa de la culpa, la angustia y el temor. El hombre juega un papel preponderante a la hora de ayudarla a introducirse por una u otra vía.

Fuente embarazoen.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario