Cuando una mujer advierte que espera un hijo, aunque al principio no observe grandes cambios en su cuerpo, se da cuenta, poco a poco, de que los vestidos no le sientan bien, de que todas las faldas le están estrechas, de que el sujetador no le sirve, y de que no se puede poner el portaligas ni el corsé. Entonces se pregunta, desesperada, qué le sentará bien, cómo podrá mantenerse elegante con el cuerpo deformado y cómo «vestirá» la forma cada vez más redondeada de su busto.
Nueve meses es mucho tiempo, y, aunque esperéis un hijo, debéis participar en la vida exactamente como antes; no debéis, pues, abandonaros durante este período de vuestra existencia. No debéis recluiros ni renunciar a las diversiones. Si, cuando no esperaba un hijo, una mujer vestía de un modo deportivo y desenvuelto, sin prestar demasiada atención a la elegancia, ahora, en la espera, deberá mostrarse elegante y cuidadosa en su arreglo. ¿Por qué deberá ser elegante? Porque ahora es el centro de la atención general porque no debe descuidarse y estar siempre bella y ordenada la hará sentirse mejor.
Además de cuidarse el rostro y el cuerpo, la mujer que espera un hijo debe hacerse un guardarropa de acuerdo con su estado. Esto no significa que gaste un dineral, pues muchos vestidos podrá adaptarlos y utilizarlos después del parto, sin olvidar que durante el primer período del embarazo todavía se puede llevar la indumentaria normal.
La belleza de la embarazada
La gravidez es un cambio fisiológico natural que se opera en el organismo femenino. Esperar un hijo significa, para muchas mujeres, hacerse más bellas; los ojos se vuelven brillantes, la fisonomía se dulcifica y la piel se torna fina y tersa. Pero precisamente porque el embarazo es un cambio fisiológico, buena parte de las acostumbradas curas de belleza resultan inadecuadas en tales circunstancias. Sólo si se llevan a cabo escrupulosamente las que exige el nuevo estado físico se conseguirá que resalte al máximo la gracia de la futura mamá. Y, por otra parte, una particular atención a ciertos «puntos delicados» evitará las consiguientes deficiencias estéticas de las que tantas mujeres poco precavidas se lamentan después.
Por lo que se refiere a la belleza, existen normas para cuidar vuestro cuerpo durante este período, pues la piel, los cabellos, las uñas y los dientes requieren atenciones especiales y productos apropiados. También debéis revisar vuestro guardarropa y adaptarlo en vistas al nuevo acontecimiento, ya que ser elegante durante la espera no es un privilegio concedido a unas pocas afortunadas. Dejad de lado los prejuicios que os repitan «para este estado no merece la pena hacerse nada nuevo; los vestidos viejos van estupendamente», pues la mujer moderna ha descubierto el placer de sentirse también elegante y admirada durante los meses que preceden al feliz acontecimiento.
En los últimos treinta años se ha perfeccionado mucho este sector de la moda femenina que los americanos llaman maternity dress, o sea «vestido para la espera». Planteado, sobre todo, en vistas a las exigencias que comporta el cambiante aspecto de la futura mamá, el maternity dress actualmente ya está en condiciones de proponer una solución práctica y agradable para cada caso; desde la fiesta «importante» a la visita a los padres políticos, del viaje en automóvil al paseo con las amigas, no hay circunstancia en la que una futura mamá no pueda aparecer graciosa sin tener que contar con un guardarropa de diva.
Postura del feto
La postura del feto está caracterizada por las relaciones que las diversas partes asumen entre sí. La postura normal es la de una discreta flexión: la cabeza flexionada sobre el tronco, la columna vertebral sobre el plano ventral, los muslos sobre el abdomen, las piernas sobre los muslos, y los antebrazos sobre los brazos.
SITUACIÓN
Es la relación entre el eje máximo del feto (el cefalopodálico) y el diámetro longitudinal del útero. La situación puede dividirse en transversal y longitudinal. Esta última es la normal.
PRESENTACIÓN O PARTE PRESENTADA
Es la parte del cuerpo del feto que avanza en primer lugar por el canal del parto. Hay tres tipos de presentación:
1) Cefálica: es la más frecuente (95% de casos).
2) Podálica: 4%.
3) Transversal: 1 %.
Las presentaciones se dividen además en: Primitiva o secundaria, según sea asumida al principiar el parto y mantenida a continuación, o bien si se verifica en pleno parto. Fija o móvil, según la parte presentada esté más o menos adentrada en el canal del parto. Y en libre, insinuada, enclavada, encajada y descendida, ó en primer, segundo, tercero y cuarto plano de Hodge.
Fuente crecebebe.com







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