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miércoles, 12 de noviembre de 2014

La exterogestación del bebé


El bebé nace inmaduro, con el cerebro poco desarrollado que representa tan sólo el 25% del tamaño que adquirirá en su edad adulta, no así el resto de los órganos como el corazón o los pulmones.

Es por eso que una vez en el mundo necesita del cuidado externo para sobrevivir. Un bebé sólo y sin cuidados no viviría más de unos días pues la mayor parte del desarrollo del cerebro se produce fuera y durante los primeros años de vida. Se sabe incluso que la mayor conexión neuronal se produce a los cuatro años.

A diferencia de los canguros, que permanecen en la bolsa de la madre durante varios meses luego del nacimiento, los niños sólo encuentran en los brazos de su madre o cuidador la seguridad y el confort necesarios para sobrevivir y continuar su desarrollo. Los primeros nueve meses son vitales y por eso se los considera como una segunda gestación o exterogestación.

Pasados estos meses, el bebé comienza a interactuar con el mundo, se desplaza y adquiere más habilidades. Entonces se siente confiado para explorar el mundo.



Chupete natural para bebés


El chupete es un gran aliado de sus padres y prueba de ello es su nombre en inglés: pacifier o pacificador, es decir un sencillo objeto que sirve para calmar los ánimos del bebé.

Confieso que me he encontrado en medio de la noche desesperada por recuperar el chupete perdido, en medio de llantos y gritos. El chupete es un elemento básico del kit del bebé y a pesar de que las corrientes más naturales reniegan de su uso, en especial en el caso de los recién nacidos, la mayor parte de los bebés los usan a diario sin mayores trastornos.

En caso de no encontrar el chupete o bien si el bebé se niega a usarlo, puedes usar un recurso natural y muy práctico que te ayudará a calmarlo. Con sólo colocar el dedo meñique en el paladar de la boca del bebé crearás un chupete natural que le permitirá al bebé succionar siempre y cuando ejercer algo de presión con el dedo.

Es un recurso útil en momentos de desesperación o bien si prefieres evitar que el niño use chupete. Este método ayudará a relajar al bebé al tiempo y evitará los llantos, algo que además ayudará mucho durante la lactancia materna evitando que el bebé llegue cansado.



Eliminar los mocos


La vida de los padres sería mucho más fácil si los niños supieran soplar para así eliminar los mocos. El invierno es fatal para los niños, que sufren infecciones cuando los mocos llegan a los oídos o bien toses molestas y pechos cargados.

Pero la naturaleza se ha empeñado en que las familias con bebés y niños pequeños no duerman durante las noches de invierno y por eso hay que buscar las mejores alternativas para eliminar los mocos. Los aspiradores nasales suelen ser la primera opción, es decir esas peritas de goma que se aprietan para así succionar los mocos de la nariz del bebé.

Su efectividad es relativa pues sólo eliminan los mocos superficiales pero no los que están más adentro. También es posible optar por las nebulizaciones y los baños de vapor, que suelen dar mejores resultados. Otra alternativa son los sprays nasales que aflojan los mocos con rapidez.

En el caso de usar aspiradores nasales, puedes ablandar primero los mocos con solución fisiológica (de 1 a 3 gotas por fosa nasal) para luego aplicar el aspirador recostando al bebé sobre la falda con la cabeza elevada. Recuerda que el bebé debe estar tranquila así es que háblale mientras le aplicas el aspirador en sus fosas nasales.

En cuanto a la solución fisiológica, lo mejor es usarla no más de cuatro días para no secar las mucosas nasales.


La lectura infantil estimula su cerebro y refuerza la relación padres-hijos


Una de las actividades que más me gusta compartir con mis hijos es la lectura. Acostumbro estar atenta a las novedades literarias y busco libros que no sólo sean atractivos sino que contengan historias ricas en personajes y aventuras.

Busco cuentos que tengan un mensaje de vida y disfruto de aquéllos que incentivan la imaginación aunque también estoy atenta a los gustos personales de mis hijos, que se vuelven locos cuando sus personajes predilectos entran en escena.

Se sabe que la lectura infantil estimula su cerebro y refuerza la relación padres-hijos si el hábito es practicado con regularidad desde que son bebés. Además, la lectura permite a los peques adquirir nuevas capacidades sociales y emocionales.

Si bien se recomienda que los padres les lean a sus hijos hasta los 3 años de vida, momento en el que se produce un importante desarrollo del cerebro, es interesante continuar la lectura a lo largo de los años pues a medida que pasa el tiempo el hábito pasa de ser una necesidad –cuando no saben leer- a un mimo que los padres les regalan a sus hijos. Si bien ellos solitos pueden leer y es bueno que lo hagan también es una gran actividad para continuar durante los siguientes años.


Fuente crecebebe.com

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