Pocas etapas resultan tan dulces y a la vez complicadas como el embarazo: los nueve meses de espera vienen acompañados de los inevitables cambios hormonales, emocionales y físicos. Uno de estos cambios, y que más impacto tiene en el bienestar de la mamá durante la recta final de la gestación, tiene que ver con la salud postural, y cómo corregimos de manera natural la nueva distribución del peso a la hora de sentarnos, movernos o incluso tumbarnos en el sofá o la cama.
De hecho, muchas de las molestias que surgen durante el embarazo, como la acidez o los dolores de espalda o pelvis, pueden aliviarse significativamente gracias a los programas específicos para corregir la postura, diseñados especialmente para mamás, y que giran en torno a las terapias de pilates pre y post parto. El pilates, a pesar de ser un ejercicio agotador y muchas veces muy duro, incorpora ciertos aspectos a sus rutinas que funcionan a las mil maravillas a la hora de hacer la vida un poquito más fácil a las embarazadas, y prepararalas para el momento del parto.
Desde fortalecer la resistencia del suelo pélvico hasta mejorar la capacidad de respiración, ayudar a superar las diferentes molestias de cada etapa, o proporcionar una mayor flexibilidad en las articulaciones, el pilates es una rutina ideal para las neo-mamás, sobre todo gracias a las posturas que liberan la pelvis y ayudan a facilitar el paso del bebé durante las fases de dilatación y expulsión.
Estos programas, como explican los expertos en pilates para premamás de la aseguradora Divina Pastora, se prolongan en la mayoría de casos hasta varias semanas después de dar a luz, ayudando a recuperar de manera rápida la musculatura abdominal, así como a evitar las pérdidas de orina o los prolapsos vaginales que a veces se dan tras el embarazo.
Eso sí, a la hora de decidirse por el pilates preparto, es esencial contar con la opinión de un médico, y acudir a un monitor que esté especializado en ejercicios de este tipo, especialmente durante el primer trimestre. Igualmente, una vez nacido el bebé es importante esperar a que finalice el puerperio antes de volver a entrenarse. Eso sí: los resultados prometen una recuperación rápida -entre los cuatro y seis meses después del parto-, momento en el que se pueden volver a realizar los ejercicios de pilates habituales.
Los beneficios del ejercicio durante el embarazo
Seguir una dieta equilibrada, renunciar a determinados alimentos, cuidar nuestra postura, mimar la piel para que sea lo más elástica posible, practicar ejercicios de respiración... Muchos de los cuidados de la mamá durante el embarazo repercuten directamente en el desarrollo del bebé y el parto una vez concluídos los nueve meses de rigor.
El ejercicio diario, en especial el ejercicio aróbico, es una de esas reglas de oro para todas las futuras mamás, que influyen positivamente en la gestación y el tipo de parto cuando se practica de forma moderada. De hecho, las mujeres embarazadas que realizan ejercicio de manera regular experimentan importantes mejoras en su salud, así como en la respuesta cardiovascular del bebé.
El embarazo es un momento excepcional, en el que todos los sistemas del cuerpo se adaptan para desarrollar la relación entre madre e hijo: el aumento de peso, las alteraciones hormonales, los numerosos cambios anatómicos y locomotores... Una serie de estados completamente nuevos que, sumados a estilos de vida inadecuados, como una mala alimentación o el sedentarismo, colocan a la mujer embarazada ante el riesgo de importantes alteraciones, que van desde la diabetes gestacional hasta problemas en el suelo pélvico.
La práctica de ejercicio físico se convierte así en un hábito fundamental para la prevención y el tratamiento de diversas complicaciones, con beneficios que se extienden hasta el momento del parto. El deporte, además, ayuda a prevenir la temida depresión gestacional, que afecta a entre un 10 y un 30 por ciento de las mujeres embarazadas, con su consecuente impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, el riesgo de parto prematuro, el bajo peso del bebé al nacer, o las dificultades en la alimentación y problemas de sobrepeso durante la niñez.
Madrid tendrá su propio banco de leche materna
La generosidad de un donante anónimo ha sido la que ha permitido que el último proyecto de la Fundación Aladina vea la luz. O, al menos, que lo haga a principios de 2014, que es cuando el nuevo banco de leche de la Comunidad de Madrid abrirá sus puertas, dentro del Hospital 12 de Octubre. La aportación permitirá cubrir las necesidades nutricionales que tengan los niños prematuros o recién nacidos enfermos de la capital, que no puedan ser amamantados por sus propias madres.
Los beneficios de la leche materna, especialmente en los primeros 15 días de vida, son de sobra conocidos tanto entre las madres como por la comunidad científica: protección frente a infecciones y patologías intestinales, prevención de hipertensión y del síndrome metabólico, desarrollo del sistema inmune del niño... son sólo algunas de las ventajas de la lactancia.
De ahí la importancia de que puedan recibirla los bebés recién nacidos, sean cuales sean sus circustancias; un proyecto que casa a la perfección con el espíritu de la fundación, dedicada a ayudar a los niños enfermos de cáncer, que se embarca en este nuevo proyecto con la esperanza de fortalecer la salud de las vidas que empiezan.
La inauguración del nuevo banco supondrá una ampliación sobre las instalaciones actuales, en las que se integrarán un laboratorio para la preparación de la leche donada, una zona de pasteurización, sala de espera para las donantes y un área de dispensación y recepción de leche. En una primera etapa, además, el banco proporcionará leche dos veces a la semana a un par de los hospitales madrileños que atienden a bebés prematuros, con peso inferior a los 1.000 gramos. Posteriormente, el suministro se ampliará al resto de los centros sanitarios que atienden habitualmente a este tipo de bebés y, por último, llegará a todos los hospitales de Madrid que necesiten leche. Una vez concluido el proyecto, el banco de leche materna podrá dispensar alrededor de 2.000 litros al año, repartidos entre todos los hospitales madrileños.
Los requisitos para convertirse en donante: estar amamantando al propio hijo y poder extraerse leche extra, no estar infectado frente al virus de la hepatitis B y C, VIH, sífilis o HTLV –virus de la leucemia humana-, practicar hábitos de vida saludables y no haber recibido una transfusión sanguínea en los últimos seis meses.
Fuente hola.com/ninos
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