Las leches artificiales para lactantes varían en su composición según la etapa de crecimiento del bebé. Se clasifican en leches de inicio y leches de continuación.
Las primeras también se identifican con el número 1. Se elaboran a partir de leche de vaca modificada y totalmente adaptada a las necesidades nutricionales de los lactantes desde que nacen hasta que cumplen los cinco o seis meses de vida, cuando ya pueden iniciar el destete y comenzar a introducir alimentos nuevos.
La relación suero/caseína se iguala a la de la leche materna 60/40, además están enriquecidas con hierro. Algunas también contienen nucleótidos taurina, carnitina, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega 3 y omega 6, ácido palmítico en posición beta, prebióticos y probióticos.
En el mercado encontramos multitud de marcas y variedades de leches para lactantes, todas ellas con cualidades incuestionables. Se encuentran disponibles en la farmacia o en los establecimientos de alimentación. Generalmente se presentan en polvo (normalmente en latas o en paquetes) o líquidas en Tetra Brik. Antes de decidirse por alguna, es necesario consultar siempre con el pediatra, que recomendará la más adecuada para el pequeño.
Hay diferentes tipos de leche de inicio:
Leches de inicio: son las indicadas para los lactantes sanos. Son alimentos completos y equilibrados que responden a las necesidades nutritivas del recién nacido durante los primeros meses de vida y su composición es prácticamente igual a la de la madre, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo.
Leches de Inicio antirregurgitación (AR): se recomiendan a los lactantes con regurgitaciones. En su composición se ha añadido un ingrediente (normalmente almidón o harina de garrofín) para que espesen y sea más difícil la regurgitación.
Leches con proteínas de soja: indicadas en casos de intolerancia o alergia a las proteínas de la leche de vaca. También se indican a familias vegetarianas.
Leches sin lactosa: indicadas en casos de intolerancia o alergia a la lactosa.
Leches de inicio hipoalergénicas (HA): sus proteínas han sido sometidas a un tratamiento especial para reducir su alergenicidad. Los pediatras las recomiendan en los casos en que se ha observado algún tipo de intolerancia o reacción alérgica.
Leches para prematuros o bebés de bajo peso: deben aportar los nutrientes necesarios para cubrir los requerimientos del tercer trimestre de gestación. Deben aportar los elementos necesarios para continuar el correcto desarrollo del sistema digestivo y de la función metabólica.
Las leches de continuación se utilizan desde los 5-6 meses hasta los 12-15 meses aproximadamente. Deben cubrir al menos el 50% de las calorías diarias que necesita el lactante, el resto procede de otros alimentos que se van introduciendo en la dieta progresivamente (frutas, cereales sin gluten, verduras, etc.).
Escrito por: Red Mujer
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Qué hacer si la leche de la madre no es suficiente
Los expertos recomiendan alimentar al bebé con la leche materna hasta los seis meses, cuando ya se pueden introducir alimentos diferentes, pero, ¿qué recursos tiene la madre que no tiene leche suficiente y quiere seguir amamantando?.
En ocasiones, la leche materna es cuantitativamente o cualitativamente insuficiente. En estos casos la madre debe recurrir a la llamada alimentación mixta, que combina tomas de leche materna y de biberón.
Existen dos maneras diferentes de seguir una alimentación mixta: dando el pecho y el biberón en la misma comida (alimentación mixta complementaria) y alternando el pecho con el biberón (alimentación mixta alternada).
En la alimentación mixta complementaria se pone al bebé en un pecho y luego, al otro hasta que los dos se vacían. Si el pequeño continúa con hambre se le da un complemento con leche artificial en el biberón.
Este sistema tiene la ventaja de estimular el aumento de producción de leche a través de la succión frecuente. Por el contrario, puede tener el inconveniente de que después de 20 o 30 minutos mamando, el bebé no se acabe el biberón debido a que se ha cansado.
La lactancia mixta complementaria alterna una toma de leche materna con otra de leche artificial con el biberón (el pediatra es el que aconseja cuando se debe dar la toma con el biberón y que cantidad es necesaria).
Con este sistema la madre logra un descanso tanto físico como mental, ya que puede dejar a su hijo al cargo de otras personas para ir a trabajar, salir a compras, etc. Además, este sistema facilita el lazo afectivo entre el padre y el bebé.
La madre, puede consumir de forma ocasional alcohol sin miedo a que afecte a la salud de su pequeño.
El inconveniente de la alimentación mixta es que la madre debe limpiar, esterilizar y preparar los biberones para evitar infecciones (esto puede ser engorroso, sobretodo si se está fuera de casa), la preparación de los biberones implica más trabajo (hay que reconstituir la leche en polvo en las concentraciones adecuadas para evitar diarreas por deshidratación), es un sistema más caro porque hay que comprar la leche en polvo de la marca que crea conveniente el pediatra y el agua embotellada, la leche artificial no puede nunca sustituir la calidad nutricional de la materna ni su sabor, que es uniforme (la leche materna es imposible de imitar), y es de difícil digestión a comparación de la leche materna. Además, puede haber más riesgo de complicaciones tales como hipo, regurgitaciones, eructos y estreñimiento.
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Consejos para una lactancia materna provechosa
El amamantamiento debe programarse para los seis primeros meses. A partir del cuarto mes la lactancia materna puede suplementarse con alguna toma de leche artificial.
Poner al bebé en el pecho desde las primeras horas que siguen el parto. El pequeño se podrá alimentar con el calostro, leche que fabrica la madre después del parto hasta el quinto día aproximadamente, y que es rica en proteínas, minerales y anticuerpos.
No poner en los pezones desinfectantes o perfumes ya que dificultan que el bebé reconozca el olor materno. Para una correcta higiene basta con ducharse cada día y utilizar una gasa húmeda para limpiar los pezones antes de dar el pecho.
No conviene mantener unos horarios demasiado rígidos para las tomas. Se ha establecido un ritmo aproximado de dos a tres horas entre tomas, aunque depende del niño.
La composición nutricional de la leche materna varía durante el día. La leche de la mañana es más rica en grasas, y el bebé se queda satisfecho antes que con la de la tarde, que es más pobre en estos nutrientes. Si el pequeño se alimenta con lactancia materna combinada con la artificial, se recomienda que la primera comida de la mañana sea a base de leche materna, y la última, de leche artificial.
Se recomienda cambiar de pecho, con el objetivo de vaciar los dos y estimularlos al máximo para una óptima producción de leche. Para no olvidarse de cual fue el último pecho se puede poner una marca en el sujetador en el lado que acaba de dar de mamar.
No hay que dar el pecho al pequeño cuando llora. Primero se debe acunar para calmarlo.
A la hora de dar el pecho, la madre debe colocarse cómodamente, sentada o acostada, como le vaya mejor.
No tirar del seno bruscamente cuando el bebé deja de mamar, esto es doloroso para la madre.
Para saber si la tetada es suficiente la madre debe sentir que la boca del pequeño succiona el pezón con fuerza, debe oír los ruidos de la deglución, debe notar los pechos algo blandos después de la tetada y el bebé debe quedarse dormido (esto es indicativo de que está saciado).
Desde el punto de vista nutricional es interesante que el bebé vacíe el pecho ya que al principio de la tetada, la leche es rica en agua y, al cabo de cuatro o cinco minutos, adquiere una gran concentración de grasas (estas son las que realmente calman el hambre del bebé).
No sirve de nada mantener el niño al pecho más de 20 o 30 minutos con la esperanza de que mame una mayor cantidad de leche, el pequeño mama el 50% de lo que necesita en los dos primeros minutos y el 90% en los cuatro primeros.
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Los azúcares y dulces en la alimentación infantil
La sustancia más empleada para endulzar los alimentos es el azúcar blanco. Este se obtiene tanto de la caña de azúcar como de la remolacha azucarera. Debido al elevado grado de refinado en su proceso de creación, contiene un 99% de sacarosa y ningún otro nutriente.
Un consumo incontrolado de alimentos azucarados no es beneficioso para la salud puesto que supone mucho aporte energético y pocos nutrientes (se considera un alimento con calorías vacías, es decir, energético y poco nutritivo).
El abuso de azúcar favorece el desarrollo de trastornos de salud tales como el sobrepeso, la obesidad, la hipertrigliceridemia (exceso de triglicéridos en sangre) y la caries dental.
En los más pequeños, no se recomienda abusar del azúcar en las papillas (como mucho una cucharita de café o 5 gramos) ya que la dieta del bebé ya tiene un aporte adecuado de hidratos de carbono, ni tampoco consumir dulces como las tartas, las galletas, los caramelos, las chocolatinas, etc.
Tampoco es recomendable el consumo de bebidas refrescantes con azúcares. Las bebidas más indicadas para los más pequeños son el agua potable o mineral (mejor sin gas), zumos de frutas naturales y batidos naturales.
Escrito por: Red Mujer
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