Numerosos son los riesgos para la salud de tener un peso corporal inadecuado, y el embarazo no es una excepción. Para que la gestación llegue a buen término y sin riesgos, lo ideal es que la mujer se encuentre en su peso ideal, ni muy obesa ni muy delgada.
Las mujeres obesas y las que cuentan con un peso inferior a lo recomendado en relación a su estatura tienen más posibilidades de sufrir problemas en el embarazo y parto, según un nuevo estudio español publicado en “Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine”.
Sabemos que durante el embarazo la obesidad se ha relacionado con distintas complicaciones, trastornos de hipertensión, diabetes gestacional, parto prematuro, colonización por estreptococo grupo B, macrosomía del feto y muerte inexplicada de este durante el parto.
Pero respecto a la influencia del bajo peso en el embarazo y su relación con complicaciones perinatales no existen tantos datos. Los investigadores del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada han querido comprobar si la delgadez extrema también constituye un riesgo.
El estudio incluye una muestra de 3.016 embarazadas: 2.597 con peso normal, 251 con obesidad grave o mórbida, y 168 con delgadez extrema. En él se revela que las madres obesas tienen mayor riesgo de desarrollar los riesgos citados con anterioridad, además de ser más frecuente que haya que inducir el parto o practicar cesárea y que exista mortalidad perinatal.
También se demuestra que los recién nacidos de mujeres con obesidad son más gordos. Además, el riesgo de macrosomía fetal es 2,3 veces mayor en este grupo en comparación con las mujeres de peso normal.
Por todo ello las mujeres con obesidad severa o mórbida deberían recibir consejos sobre cómo reducir peso, incluso antes de lograr el embarazo, y reconocer los signos de alerta temprana de posibles complicaciones.
Por otro lado, las mujeres con bajo peso son más propensas a padecer oligohidramnios (disminución en la cantidad de líquido amniótico) y a dar a luz a bebés con un peso bajo, por lo que los autores del estudio señalan que el grupo como el de las mujeres con bajo peso también deben ser considerados como de alto riesgo para el embarazo.
Los ejercicicios durante el embarazo no están prohibídos
El ejercicio y entrenamiento no es algo que esté destinado tan sólo a las personas que quieran ponerse en forma, sino que además puede servirnos también a personas como las mujeres que quieran seguir estando sanas a pesar de estar embarazadas.
Los ejercicicios durante el embarazo no están prohibídos pero sí hemos de ir con cuidado con ellos y llegará un momento, en el que serán muy ligeros si por ejemplo estamos a punto de dar a luz.
Consejos para los ejercicios durante el embarazo:
Antes de comenzar a hacer ejercicios y que hagamos algo mál pensando que vamos a poder realizar los mismos que hacíamos antes de estar embarazadas, es mejor consultar con nuestro médico que nos dará las pautas de sí podemos o no hacerlos o qué tipo de ejercicios será recomendables dependiendo de si tenemos o no un embarazo que sea de riesgo.
Quizás los mejores ejercicios serán los aeróbicos, aunque hemos de tener muy en cuenta el ritmo cardíaco. Si bien lo normal es no superar las 130 pulsaciones por minuto, tendremos que ir con cuidado y hacer un ejercicio que sea suave si bién el bebé también necesita del sistema cardiovascular de la madre.
Otro factor a tener en cuenta será el de la respiración. Hemos de asegurarnos que con cada ejercicio, inspiramos y expiramos sin problemas y no evitar el no hacerlo porque corremos el riesgo de que la tensión arterial.
Nada de movimientos bruscos, ni de hacer fuerza. Tampoco se pueden dar saltos y hacer ejercicios que en los que la espalda se pueda ver afectada. A todo esto cabe añadir que tampoco podremos dejar de beber agua e hidratarnos mientras realizamos los ejercicios.
Ejercicios ideales para embarazadas:
Si bien los ejercicios aeróbicos son los mejores de todos para las embarazadas, dentro de estos, tendremos que elegir siempre aquellos que no supongan mucho esfuerzo y que tan sólo impliquen movimientos ligeros.
Uno de los mejores ejercicios al estar embarazada, y que de hecho nos va a recomendar nuestro médico en los últimos meses de gestación, será el de caminar ya que además de mantenernos en forma, permitirá que el bebé pueda comenzar a colocarse para salir.
La natación es también un buen ejercicio para las embarazadas, ya que dentro del agua flotas y te sientes ligera, lo cual alivia temporalmente la incomodidad provocada por la barriga a medida que va creciendo.
Por otro lado puedes optar por hacer alguna tabla de ejercicios o practicas como el yoga o el pilates y que te ayudarán a poder estirar el cuerpo además de poder relajarte el cuerpo. Debes estar atenta a las distintas posiciones y posturas tienen este tipo de practicas ya que algunas de ellas te serán imposible con la barriga, aunque otras te pueden ir genial aunque estés embarazada.
El trabajo de parto se alargó en las últimas décadas
Un estudio realizado por dos Institutos Nacionales de los Estados Unidos determinó que las mujeres tienen de media de dos a tres horas más de trabajo de parto en comparación con lo que ocurría en los años 60’.
No se sabe realmente cuáles son las causas de este fenómeno, pero se cree que el uso de anestesia epidural puede relacionarse a ello, ya que en el 55% de los partos se utiliza este método analgésico.
Los partos inducidos con hormonas artificiales y las cesáreas planificadas son otras de las causas por las cuales las mujeres tardan más en dar a luz en la actualidad.
La investigación reveló además que el 12% de las mujeres indagadas tuvo un parto por cesárea comparado con el 3% de estos partos en la década de los años 60’. Cabe señalar que de los partos por cesárea, al 31% de mujeres se le aplicó la oxitocina, una hormona que estimula las contracciones.
Los obstetras estadounidenses, y extrapolando los resultados, también los del resto del mundo deben redefinir la idea de trabajo de parto, ya que es evidente que un excesivo intervencionismo médico dificulta en las mujeres el desarrollo de procesos perfectamente naturales.
Un anillo de silicona reduce en un 75% los partos prematuros
El objeto envuelve el cuello del útero y disminuye los nacimientos antes de la semana 34. Así lo pone de manifiesto los resultados de un estudio realizado por el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
La prematuridad es la principal causa de muerte en el primer mes de vida del bebé y las últimas investigaciones del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona sobre un anillo de silicona van dirigidas a evitarla.
El anillo
Se trata de un pesario de silicona que cuesta 38 euros. Es de fácil implantación y extracción, ya que no requiere intervención quirúrgica, se introduce por vía vaginal durante el segundo trimestre de embarazo y está indicado en mujeres que tienen el cuello uterino corto (menos de 25 milímetros) y, por ende, un riesgo elevado de parto prematuro.
El dispositivo fue un invento de un médico alemán que se dedicaba a diseñar y patentar otros pesarios para prolapsos vaginales de vejiga. Inventó este y su hija emprendió un estudio piloto que fue publicado en el 2003. El anillo ha sido recuperado por el equipo del Hospital Vall d’Hebron para la investigación.
El estudio
En la investigación han participado 380 embarazadas de riesgo: el 50% de las mujeres elegidas al azar usaron el pesario cervical y la otra mitad hicieron el tratamiento y seguimiento médico habitual sin anillo. Un 30% de las embarazadas con pesario lograron retrasar el alumbramiento hasta la semana 34 de gestación, respecto al 6% de reducción entre las que no llevaban el dispositivo. Entre las que no lo llevaban, tuvieron a su hijo antes de las 34 semanas el 26%. Un 75% de diferencia.
El estudio ha sido elaborado por la unidad de salud materno fetal de Vall d'Hebron y en él han participado otros cinco hospitales españoles. Ha sido financiado el Instituto Carlos III y acaba de ser publicado en la revista médica The Lancet.
Acné durante el embarazo
Durante la gestación se produce una serie de cambios hormonales que afectan a la piel de la mujer. Una de las consecuencias puede ser la aparición de acné durante el embarazo, o la intensificación de este desequilibrio cutáneo durante esos meses.
Los granitos aparecen sobre todo en la cara, pero también es posible que hagan presencia en el pecho, los hombros, la espalda… Cualquier persona puede padecerlo, pero las mujeres que han sufrido de acné durante sus periodos menstruales son las más propensas a experimentar este brote de acné durante el embarazo.
Entre los cambios más frecuentes de la piel durante la gestación se encuentra la aparición o acentuación del acné en el primer trimestre de embarazo, aunque en determinados casos el aspecto de la piel también puede mejorar. Por suerte, este trastorno cutáneo suele desaparecer poco después del parto.
Por qué se produce el acné
El acné es una enfermedad inflamatoria de la piel que es causada por una infección bacteriana. Está debida a cambios de las unidades pilosebáceas, las estructuras de la piel consistentes en un folículo piloso y la glándula sebácea asociada.
Lo que sucede es que las glándulas sebáceas producen unas secreciones excesivas que, combinadas con células muertas de la piel, bloquean el folículo piloso. Bajo el poro taponado se producen secreciones de grasa que proveen un entorno perfecto para la bacteria epidérmica Propionibacterium acnes, que produce una infección en el poro que excretará pus, provocando que el acné se multiplique.
En respuesta, la piel se inflama produciendo la lesión visible. Estos granitos en la piel afectan a un gran número de seres humanos en algún momento de su vida, como durante el embarazo.
Precaución con los tratamientos para el acné
Aunque existen determinados medicamentos y cosméticos para combatir el acné, no se debe emplear ningún tratamiento son consultarlo antes con el médico, ya que podrían ser perjudiciales para la salud del feto e incluso favorecer otras alteraciones cutáneas en la futura mamá, como el cloasma.
Hay medicamentos que definitivamente se deben evitar, como las Tetraciclinas (un antibiótico oral que ha sido asociado con un deficiente crecimiento óseo y con el decoloramiento dental), el Ácido Salicílico (un ingrediente sumamente común en casi todos los medicamentos de venta libre contra el acné), el Tretinon (el cual se vende bajo la marca de fábrica Retin-A), la Isotrentinoina (la cual se vende bajo la marca de fábrica Accutane)…
El uso de algunos de estos componentes o medicamentos durante el embarazo ha sido asociado con defectos de nacimiento, abortos espontáneos y muerte infantil, por lo que no hay que tomarlo a la ligera: siempre consultemos al médico antes de cualquier tratamiento. Y, como suele decirse, mejor prevenir que curar. Lo vemos a continuación.
Consejos para prevenir el acné durante el embarazo
No obstante, sí hay ciertas recomendaciones que podemos seguir para ayudar a mantener el rostro libre de espinillas, o mejorar su aspecto y prevenir la aparición de otros problemas de la piel.
Lavar a menudo el rostro y las zonas de la piel que más pueden verse afectadas. La acumulación de células muertas de la piel es una de las causas del acné, de modo que habremos de mantener la piel limpia. Son imprescindibles dos buenos lavados, por la mañana y antes de acostarse, con un jabón depurativo libre de aceites para no elevar el nivel graso de la piel.
En relación al punto anterior, hay que desmaquillarse bien antes de ir a dormir. Las impurezas incrustadas y los poros taponados durante muchas horas, por la noche cuando la piel es capaz de oxigenarse mejor, es perjudicial.
No obstante, en la medida de lo posible conviene prescindir de maquillaje que tapone los poros del cutis durante el día. En cualquier caso es conveniente utilizar crema hidratante y maquillajes aptos para pieles grasas.
El protector solar que utilicemos durante el embarazo debe ser específico para pieles sensibles y que no contenga PABA (ácido paraaminobenzoico, una sustancia que conviene evitar en los productos fotoprotectores para embarazadas y lactantes).
Beber mucha agua es imprescindible para mantener una correcta hidratación durante el embarazo, irrescindible para la salud de la madre y el feto, y minimizar los problemas cutáneos de ésta.
No hay que tocarse las espinillas porque empeora su aspecto, podríamos esparcir la bacteria que las provoca y pueden infectarse. Algunas personas recurren a ese “vicio” debido a nervios, estrés, ansiedad… lo cual puede ser frecuente en el embarazo, pero son estados que debemos evitar, empleando técnicas de relajación por ejemplo, o haciendo ejercicio… Además, pensemos que el estrés es una de las posibles causas del acné, y que tampoco es beneficioso para el bebé.
En definitiva, una correcta hidratación y un especial cuidado de la piel del rostro ayudará a controlar el acné durante el embarazo. Además, pensemos que en pocos meses lo más probable es que el estado de la piel vuelva a su estado habitual, excepto por alguna otra ojera que ya tendrá un motivo diferente…
Preeclampsia tras el parto
Es habitual que la mayoría de las embarazadas esté al tanto de la preeclampsia, condición que está entre las más frecuentes complicaciones del embarazo. Lo que no todas saben, es que puede presentarse incluso cuando ya ha nacido el niño, hasta seis semanas después del parto.
Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Wayne State University y del Centro Médico de Detroit, estudió las distintas formas en las que se presenta la preeclampsia y eclampsia, esta última como segunda etapa de la anterior, y que se reconocen por un cuadro de hipertensión arterial y excesivo y rápido aumento de peso.
Con una mejor atención prenatal y uso profiláctico de sulfato de magnesio en el período perinatal, se registró una reducción marcada de la incidencia de preeclampsia en los últimos años, y un cambio hacia una mayor frecuencia de eclampsia hacia el período posparto tardío.
Así, la preclampsia posparto no difiere mucho en síntomas de la forma que se presenta en el embarazo: un 69% de las pacientes estudiadas manifestó un fuerte dolor de cabeza, también falta de aire, visión nublada, náuseas, vómitos, edema, convulsiones, otros déficit neurológicos y dolor epigástrico.
La edad joven se asoció con un 13 por ciento de aumento en las posibilidades de desarrollar eclampsia, mientras que una readmisión con baja hemoglobina se vinculó con un 25 por ciento menos posibilidades de avance a eclampsia.
En conclusión, los médicos consideran que las madres en el puerperio, deberían continuar vigilando su tensión arterial, y estando atentas a los síntomas mencionados, ya que hasta seis semanas después del nacimiento existe riesgo de aparición del cuadro.
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