Todos los padres quieren que sus hijos tengan amigos y se preocupan si les resulta difícil lograrlo. No pueden ayudarlos directamente (nada de presentarlos ante otros chicos diciéndoles si quieren jugar con los nuestros o ser sus amigos), pero sí allanar el terreno para que les sea un poco más fácil.
Fomentar el contacto con niños de la misma edad. En las ciudades el tránsito impide que los niños se conozcan espontáneamente en la calle. Tratar de frecuentar zonas de juegos, piletas, clubes o grupos infantiles organizados. Y mucho ojo con la elección del lugar de vacaciones, puede ser que a nosotros nos guste alejarnos del mundanal ruido, pero en ese caso nuestros hijos se aburrirán como ostras.
Aceptar todas las visitas. Si el niño trae a algún vecinito o compañero de clase a casa, no poner mala cara, aunque se arme algún desorden. Especialmente los niños tímidos y sin hermanos se sienten más seguros en su propio terreno.
Mostrar interés por los amigos del niño. Los nuevos amigos que vienen a casa suelen observar también a los padres del niño al que visitan. Conviene entonces mostrarse amables y comprensivos. De esta forma el niño ganará puntos.
No meterse en peleas. Todos los niños se pelean. No conviene intervenir, a no ser que la situación llegue a ser peligrosa. Es mejor que los niños resuelvan sus peleas entre sí. No rechazar a los “malos amigos”. Desde el punto de vista del niño, ningún amigo es malo, aunque a los padres les parezca indeseable. Es preferible conversar sobre el asunto para saber por qué el niño se siente atraído por este compañero, que prohibir su amistad.
Contarle que viene un hermanito
La percepción de los niños del embarazo de las madres es real, por eso muchas veces se observan modificaciones en su conducta antes de que se les dé la noticia. Cuando la madre se da cuenta de su embarazo, le trasmite algo distinto a su hijo, y de ese modo lo entera antes de contárselo con palabras, al abrazarlo más fuerte o tratarlo con mayor emotividad. Los límites tienen que funcionar como siempre ya que no hay motivo para ser contemplativo. Está bien que los padres noten el enojo y su causa, pero no hay que permitirle que se porte de manera agresiva o se exceda en su forma de actuar.
Con respecto a la escuela, una vez que el niño sabe que va a tener un hermano, es necesario comunicárselo a la maestra para que tenga en cuenta este dato. Los docentes suelen aprovechar las ocasiones en que notan un comportamiento diferente en los pequeños para acercarse y hablar del tema con ellos. Si aparece un cambio de conducta radical, los padres tienen que hacer una consulta porque hay algún punto que no se está manejando bien. Un truco para integrar al bebé de manera efectiva es darle al hijo mayor pequeñísimas responsabilidades que lo ayuden a situarse en un plano superior.
Se le puede explicar que. como él es grande, puede ayudar a cuidar al hermano. Por ejemplo, puede traer los pañales para cambiarlo, mirar al bebé mientras la mamá va hasta otra habitación y vuelve, o mostrarle un juguete para que deje de llorar. Por lo general, cuando el bebé ya tiene unos meses y puede seguir al hermano con la mirada y reírse, el hijo mayor se siente importante y termina de aceptar por completo al chiquito.
Cuidar a los niños no es sobreprotegerlos
A veces, para evitar malos tragos, los padres tratamos de evitarles a nuestros hijos dificultades y los conducimos a una vida cómoda, sin exigencias. Y lo que debemos entender es que más que evitar sufrimientos, lo que sí corresponde es quer los acompañemos a superar dificultades, sólo eso.
Desde pequeño hay que acostumbrar al niño a que coma y se vista solo, aprenda su nombre y dirección y a realizar algunas tareas en el hogar. Plantéele metas a corto plazo y que sean diarias y concretas, como dejar la ropa doblada antes de acostarse o ayudar a poner la mesa. Otro tema es enseñarle a no quejarse de todo y exigirle que acabe con todo lo que empieza y no acceder a realizar tareas sean de la casa o de la escuela por él.
Recuerde que los padres sobreprotectores pueden estropear el proceso normal de desarrollo. Quitar todo sufrimiento y dolor de su camino, realizar comentarios llenos de compasión en presencia del niño o tratarlo como si fuera siempre muy chico no lo ayudará a crecer. Lo más probable es que lo convierta en un ser siempre dependiente.
Las rabietas en los niños de 1 año de edad
Sorprende saber la naturaleza de algunas de las conductas de nuestros hijos. ¿Te ha ocurrido que tu hijo es un santo cuando está con otras personas y un pequeño demonio cuanto está contigo? ¿La maestra te cuenta que en la guardería nunca tiene rabietas pero en casa llora cuando no tiene lo que quiere?
No te alarmes, este comportamiento es muy común en los niños de 1 año de edad. De alguna forma, sus manifestaciones expresan las emociones que tu hijo ha estado reprimiendo durante el día. Tu amor incondicional hace que él sepa que puede hacer lo que sea contigo, que puede sacar a la luz estas emociones reprimidas sin temor a nada.
Por supuesto que saber esta verdad no implica que sus rabietas terminen con tu paciencia. Es común que las madres se sientan agobiadas con sus pequeños a esta edad pues los niños de 1 año o más aún no pueden expresarse con palabras por lo que resumen sus estados de ánimo con gritos y llantos. No te sientas mal si pierdes la paciencia. Tan sólo intenta mantener la calma y esperar a que tu hijo se relaje luego de estar contigo durante un rato. Si lo recoges de la guardería, evita realizar recados y regresa a tu hogar para que se relaje y pueda vincularse de otra forma contigo y con el resto de la familia pues es común que entonces se aplaquen las emociones reprimidas durante el día.
Mejorar en el colegio
Con un esfuerzo por parte de los niños y la ayuda que los padres podemos darles, este es el momento apropiado para levantar las notas. Los últimos meses del año son cruciales para los niños que tienen problemas en el colegio, tanto en la primaria como en la secundaria.
Esta es la oportunidad para levantar la nota en las materias que están bajas, demostrar interés en el estudio para recuperar el buen concepto de maestros y profesores y, fundamental, para aprender y sumar conocimientos que permitan empezar el año siguiente sin problemas.
Los profesores y los especialistas en educación sostienen que el nivel general de los alumnos sigue descendiendo, con promedios cada vez más bajos y más cantidad de repetidores.
Además de la capacidad de cada niño y su talento para las distintas materias, hoy en día influye mucho el entorno en el resultado del boletín. Hay que considerar sobre todo la cultura de videoclip fomentada por la televisión y las computadoras, donde se valora más la velocidad que la profundidad, y que genera un nivel de atención alerta pero con poca capacidad de concentración.
Celos del padre
Los bebés tienen mecanismos biológicos por los que llaman al cuidado, incluso la cría de los animales tiene esta capacidad de llamar la atención de los adultos de su especie para que los cuiden. Por eso, el hombre ante estos estímulos responde con atención.
La relación del hombre con sus hijos muchas veces se ve eclipsada por los celos. Desde el embarazo, el bebé se convierte en la prioridad de la mujer, ocupando mucho espacio en sus pensamientos. Además, sus tiempos están afectados porque el embarazo hace que esté más cansada y no tenga ganas de salir o de hacer algunas actividades.
Cuando nace el bebé, la atención de la mujer se concentra en él por instinto, y muchos hombres se sienten relegados en esa nueva familia que se acaba de formar. El nacimiento de un hijo es una experiencia tan intensa que incluso puede ser el detonante para que se desencadenen algunas enfermedades psiquiátricas. No obstante, la mayoría convive con la ambivalencia, que es la existencia de sentimientos opuestos: profundo amor por el hijo y momentos en los que desearía volver a estar solo en pareja. Pero esto se supera, el tiempo ayuda a incorporar al nene y a quererlo cada vez más.
Fuente crecebebe.com
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